LA SUMISIÓN (hupotassō)

10-02-2024

La introducción de la palabra “sumisión” en una conversación sobre las relaciones humanas adultas provoca inmediatamente diferentes respuestas. Para algunos creyentes, sumisión es una palabra feliz que describe la relación bíblica adecuada de una esposa con su esposo o de una mujer, ya sea casada o soltera, con los varones y en especial el pastor de la iglesia hogar.

 

Para otros creyentes, sumisión es una mala palabra. Para ellos, evoca preocupaciones sobre posibles restricciones, discriminación, deshumanización e incluso abuso. Uno se pregunta, entonces, si en este último contexto podemos siquiera hablar de sumisión o usar la palabra favorablemente.

 

Sin embargo, vamos a tratar de discutir una comprensión de la sumisión recordando que por donde camino hay minas en todos los lados del camino.

 

Comencemos con algunas definiciones. En el uso de palabras en inglés, “sumisión” significa: “el acto de rebajar”; ya sea del p. mitra, "enviar bajo", o del latín, misio, “rebajar”: (1) “La condición de ser sumiso, humilde, sumiso” (2) “El acto de someterse a la autoridad o control de otro”. La palabra “subordinación” significa “ordenar bajo”: (1) “ser colocado u ocupar una clase, rango o posición inferior: inferior; o (2) sumiso o controlado por la autoridad”. La forma verbal, "subordinado" significa (1) "hacer sujeto o subordinado"; (2) “para tratar de menos valor o importancia” (Nuevo diccionario colegiado de Webster, novena edición).

 

Si bien estas definiciones del Diccionario Webster no determinan el sentido bíblico de sumisión, son muy importantes para evaluar cómo nuestros contemporáneos escuchan estos términos.

 

De mayor importancia crítica para nuestra comprensión del concepto bíblico de sumisión son las palabras griegas y sus significados, especialmente en el contexto de los pasajes del Nuevo Testamento donde se usan. Las palabras principales son el verbo hipotasaö, traducido de diversas formas como "someter", "estar sujeto", "ser sumiso" y la forma sustantiva hipotagë, traducido como "subordinación", "sumisión", "sumisa", "sumisión" o "ceder".

 

 

A modo de trasfondo del enfoque del Nuevo Testamento, veremos brevemente el uso de las palabras en la antigüedad clásica y en la LXX (AT griego). El léxico clásico de Liddell y Scott da el significado básico de la palabra como “arreglar o colocar debajo”; en voz activa significa “sujeto” y “someter”, en pasiva el sentido es “poner después” o “añadir”. También se utiliza con frecuencia como término técnico en textos médicos. Por ejemplo, es la palabra para el hueso "cúbito" en el brazo (es decir, el hueso bajo el hueso radial).

 

 

La Septuaginta utiliza el término para traducir 10 palabras diferentes del hebreo. Su significado hebreo básico era “poner en orden” o “el derecho de mando”. Esto se retoma en la Septuaginta (LXX).

 

    El Elohím manda (ver Levítico 10.1; Jonás 2:1; 4:6-8)

    Mosheh manda (ver Éxodo 36:6; Deuteronomio 27:1)

    Los reyes mandan (ver 2 Crónicas 31:13).

 

En el Nuevo Testamento se da continuidad a este significado, como en Hechos 10:48, donde el Apóstol ordena “sumisión.” Sin embargo, también se desarrollan nuevas connotaciones en el N.T.:

 

    Se desarrolla un aspecto de voluntariedad (generalmente en VOZ MEDIA)

    Esta acción auto limitada puede verse en Yeshúa al someterse

 

a.       al Padre (ver 1 Corintios 15:25)

 

b.      a sus padres terrenales (ver Lucas 2:51)

 

    Los creyentes se someten a los aspectos culturales para que el Evangelio no se afecte negativamente:

a.       A otros creyentes (ver Efesios 5:21)

 

b.   Las esposas creyentes (ver Colosenses 3:18; Efesios 5:22-24; Tito 2:5; 1 Pedro 3:1)

En la traducción en TIRY empleamos mejor el término en español “ser dócil”, así en Col 3:18 traducimos: “Las mujeres, mostraos dóciles a vuestros hombres, como es apropiado en YHVH.”

 

c. Las diaconisas se someten con humildad y docilidad a su pastor (Ro 16: 1-2 Jüneman).

 

“Y recomiéndoos a Febe, la hermana nuestra; que es diaconisa de la Iglesia, la de Céncreas; para que la acojáis en Señor, dignamente de los santos; y la asistáis en ella que de vosotros necesitare negocio; pues también ella protectora de muchos se ha hecho y de mí mismo.” 

 

d.  Los creyentes a los gobiernos paganos (ver Romanos 13:1-7; 1 Pedro 2:13).

 

Los creyentes actúan motivados por el amor hacia El Padre Eterno, para Mesías, para el Reino y para el bienestar de los hermanos y hermanas. Por eso las hermanas nazarenas no se sienten esclavizadas a las cadenas de la sumisión mundana, su sumisión está basada en la sumisión al Cristo o Mesías, que las hace libres pero dóciles en el Señor.

 

 

Tal como sucede con agapaō (amor), la iglesia-hogar llenó el término de un nuevo significado basado en las necesidades del Reino y de los demás. El vocablo adquiere una nueva nobleza de desinterés falto de egoísmo, no basado en un mandato, sino en una nueva relación con un Padre de Amor que se da a Sí Mismo y a Su Mesías. Los creyentes obedecen a la autoridad constituida en la iglesia-hogar y se someten a las directrices pero con docilidad y no por presión, el amor no provoca presión ni sometimiento a ningún hombre sino al Padre Abbá y esto se realiza por el bienestar y la bendición de toda la familia divina tanto la terrenal como la celestial.

 

 

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