LA HOMOSEXUALIDAD

 

20-02-2024

Hay mucha presión social moderna para que la homosexualidad sea aceptada como un estilo de vida alternativo. Es cierto que las opiniones al respecto difieren de una generación a otra y de un país a otro. Sin embargo, los creyentes nazarenos y nazarenas  no debemos ser “llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina” (Efesios 4:14). Más bien, debemos regirnos por lo que dice la Biblia.

 

Pero ¿y si te tachan de prejuicioso, intolerante o hasta homofóbico por seguir las normas bíblicas? ¿Cómo explicarías tu postura? ¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?

 

La Biblia menciona a la homosexualidad como un estilo de vida destructivo, fuera de la voluntad divina para la creación, porque:

 

1.  Viola el mandato de Génesis 1 de procrear y multiplicarse

2.     Es juzgado en Génesis 19 (ver 2 P. 2:6-8; Judas v. 7) y Jueces 19 y 20

3.   Caracteriza a la cultura y la adoración pagana (ver Levítico 18:22; 20:13; Romanos 1:18-28; Judas v.7)

4.    Revela una egoísta independencia personal apartada del Eterno (ver 1 Corintios 6:9-10; 1 Ti. 1:10)

 

Sin embargo, antes seguir este tema es importante afirma el amor y el perdón de Elohím para con todos los seres humanos desobedientes. Este no es “el pecado imperdonable.” Los creyentes nazarenos y nazarenas no tenemos ningún derecho de actuar de manera odiosa y arrogante para con la gente homosexual y este pecado en particular, especialmente cuando es obvio que todos pecamos y no alcanzamos la Gloria de Dios  (Mt. 5:27-28).  Logramos más en este caso: la oración, la preocupación, el testimonio y la compasión que la condenación vehemente.  La Palabra y el Espíritu de Dios harán su trabajo apropiado si se los permitimos. Todos los pecados sexuales, no sólo éste, son aborrecibles para YHVH, y conducen al juicio. La sexualidad es un don divino para el bienestar humano, el gozo y la estabilidad social (Ver Tema SEXUALIDAD). Pero este poderoso deseo dado divinamente con frecuencia se ha convertido en una búsqueda rebelde y egoísta del placer con la etiqueta: “Quiero más para mí sin importar el precio que tenga que pagar” (ver Romanos 8:1-8; Gálatas 6:7-8).

 

Dios ama a todas las personas y desea su bienestar, salud y vitalidad de todos aquellos hechos a Su imagen y semejanza (Gé. 1:26-27). 

 

No son las personas, sino los actos lo que son condenados o cosas que interrumpen la felicidad y salud de la persona, o de la comunidad. ¡YHVH quiere lo mejor para nosotros! Pero nosotros queremos nuestra gratificación personal, ¡sin importar lo que nos cueste!

 

Solo unas palabras más a manera de conclusión, como un guía de la iglesia Nazarena del Amor que soy yo sé que un porcentaje de creyentes  tienen luchas en esta área. El problema está en la acción. Algunos estudiantes ministeriales universitarios batallan con otros asuntos que tienen que ver con lo sexual (son impulsos muy fuertes durante la juventud). Aquellos que escogen limitar sus deseos (es decir, abstenerse) en esta área de los deseos sexuales son ciertamente candidatos para posiciones ministeriales. Esto es también cierto con los que luchan con la homosexualidad. Cada persona toma sus decisiones en esta área (como en todas las áreas). ¡Somos sin duda responsables de nuestras decisiones ante YHVH!

 

La Iglesia Nazarena del Amor no tiene nada contra los homosexuales, más bien se trata de que no aceptamos la conducta que los mandamientos de la Torá condena.

 

Respetamos a todas las personas sin importar su preferencia sexual y no imponemos nuestras preferencias personales a como se ha de realizar el sexo entre los cónyuges, eso es un asunto que pertenece a la decisión personal de la pareja en su forma de sentir el placer y de darlo, pero también comprendemos el alto riesgo ante las enfermedades de transmisión sexual de los comportamientos de índole homosexual.

 

La Biblia declara: “Honren a hombres de toda clase”, o como dice la Versión El libro del Pueblo de Dios: “Respeten a todo el mundo” (1 Pedro 2:17). De modo que los nazarenos y nazarenas NO SOMOS HOMOFÓBICOS, sino que respetamos a todo el mundo, incluidos los homosexuales (Mateo 7:12).

 

Pero ¿no es nuestra postura un tanto prejuiciosa? Pongamos un caso. Yo no fumo; de hecho, me da repugnancia tan solo el olor a tabaco. Ahora supongamos que tú piensas diferente porque eres fumador. Yo no te juzgaría porque fumas, y sé que tú no me juzgarías porque no fumo, ¿verdad? Pues lo mismo pasa con la manera en que ambos vemos la homosexualidad.

 

Yeshúa no les dijo a sus seguidores que aceptaran cualquier estilo de vida. Más bien, enseñó que para obtener la salvación tenemos que “tener fe en él” (Juan 3:16). Y eso implica vivir de acuerdo con los mandamientos  de YHVH, y bien sabemos que la Torá prohíbe ciertos tipos de conducta, como la homosexualidad (Romanos 1:26, 27). Y procuramos ceñirnos a esta manera de pensamiento aunque tengamos siempre una lucha interior siempre hay un ayudante a nuestro lado para que mediante Su Espíritu Santo nos ayude al logro de nuestros objetivos.

Ahora analizaremos con más detalle lo que la Biblia indica sobre la conducta homosexual desde las primeras civilizaciones mesopotámicas:

 

¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?

La primera es la historia de Sodoma. Quizá más que cualquier otra historia de la Biblia, Sodoma se ha asociado con la condena bíblica de la homosexualidad. En el Génesis, dos ángeles varones llegan a la ciudad de Sodoma. Lot, un hombre justo, les ofrece cobijo y comida. Al anochecer, los hombres de la ciudad se reúnen a la puerta de Lot y le exigen que les entregue a los dos forasteros para poder “conocerlos”. Lot les ruega que no actúen con tanta maldad e incluso ofrece a la turba enfurecida a sus hijas vírgenes en su lugar. La multitud no se deja disuadir y en ese momento los dos ángeles dejan ciegos a todos los habitantes de la ciudad.

 

Lot era un forastero en Sodoma y la gente del pueblo sospechaba de él. Según el registro de Judas 1:7 allí se dice con respecto a los ciudadanos de estas ciudades mesopotámicas:

 

“Así como a Sodoma y Gomorra, y las ciudades vecinas, las cuales, de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, sirven como ejemplo al sufrir un castigo de fuego eterno.”

 

Es evidente que se menciona aquí que “los vicios contra natura” se refieren a  actos homosexuales.  Por lo tanto la historia si trata del deseo sexual de los hombres de Sodoma, y que ellos querían la violación masculina y no la femenina. El acto de violación era “contra natura” dice Judas. En la sociedad bíblica, dominar a alguien era tratarlo como a una mujer. Los hombres de Sodoma querían no solo violar a los forasteros homosexualmente para tener placer sino ejercer el poder sobre ellos tratándolos como mujeres.

 

Dos textos - 1 Corintios y 1 Timoteo - abordan la interacción entre hombres del mismo sexo. Las palabras griegas antiguas que aparecen en esos pasajes se incluyen en una lista de varios tipos de acciones perjudiciales.

 

Las palabras en griego son malakoi y arsenokoitai. En la New Revised Standard Version de 1 Corintios, esas palabras se traducen como “varones prostitutos” y “sodomitas”, y se incluyen en una lista con idólatras, adúlteros, ladrones, avaros, borrachos, injuriadores, ladrones y otros que no “heredarán el reino de Dios”. La Revised Standard Version de la Biblia de 1952 traduce las dos palabras juntas como homosexuales, mientras que la versión de 1977 las traduce como pervertidos sexuales.

 

La Torah es clara en Levítico 20:13 donde se condena de la actividad sexual masculina entre personas del mismo sexo. En Levítico, sin embargo, no hace la misma condena general del comportamiento homosexual de las mujeres; de hecho, el texto nunca lo menciona.

 

El libro de Levítico califica claramente de abominación las relaciones sexuales entre hombres, pero no menciona otros aspectos de la sexualidad que en el mundo moderno asociamos con las relaciones sexuales y la orientación sexual.

 

Los valores siguen cambiando pero debemos comprender que Dios no cambia sus pensamientos son los mismos ayer ahora y para siempre. Los Mandamientos no han cambiado para nada con el paso del tiempo y creemos que no es el Creador quien se debe adaptar al hombre sino el hombre a Su Creador.

 

Cierto es que desde que se escribieron los textos bíblicos, los creyentes han utilizado la Biblia para defender sus creencias o denunciar las de los demás. En un pasado reciente, los cristianos -congregados y clérigos- utilizaron la Biblia para argumentar en contra de la humanidad intrínseca de las personas de color para defender la esclavitud. Pocas personas se atreverían a esgrimir estos argumentos hoy en día. Y hasta bien entrado el siglo XX, el papel y el trato de la mujer como propiedad se justificaba y debatía bíblicamente en muchas denominaciones. Muchos de los que se oponen al clero femenino citan la Biblia como fuente de su postura. Pero esto ha sido debido a falta de conocimiento bíblico que nada tiene que ver con los Mandamientos expresos de la Torá que YHVH aconseja para nuestro vivir.

 

Recordemos que en el pasado durante la estancia de Pablo en Corinto muchos de los hermanos recién llegados a la iglesia-hogar lograron cambiar sus conductas homosexuales. Hoy procuramos ceñirnos a esta manera de pensamiento divino y aunque tengamos siempre una lucha interior siempre hay un ayudante a nuestro lado para que mediante Su Espíritu.

 

 

 

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