CERTIFICADO DE DIVORCIO

 

El Divorcio es la disolución legal de la unión marital, es decir la ruptura del vínculo matrimonial entre hombre y mujer. Varios de los términos que se emplearon en los idiomas originales para el verbo “divorciarse” tienen el sentido literal de ‘despedir’ (Dt 22:19), ‘dejar ir’, ‘soltar’ (Mt 1:19, 19:3), ‘expulsar’, ‘echar fuera’ (Le 22:13) y ‘cortar’. (Cf. con Dt 24:1, 3, donde la expresión “certificado de divorcio” significa literalmente “libro de cortamiento”.)

 

La frase ocurre en la discusión de Yeshúa sobre el divorcio donde dice “dele carta de divorcio”, y proviene de Dt. 24:1-4 (ver Mt. 5:31; 19:7-9; Mr. 10:4-5). Mosheh decretó un procedimiento legal para proteger a la esposa (ver Ex. 21:1-11). Este decreto legal tendría varios requisitos:

 

1.    Llevaba algo de tiempo para realizarse.

 

2.    Se ocupaba un sacerdote o levita para escribirlo

 

3.  Probablemente se requería la devolución de la dote

 

Se esperaba que estos procesos le dieran a la pareja una oportunidad de reconciliarse.

 

Debe decirse que Deuteronomio 24 asume el derecho de volverse a casar tanto para el hombre como para la mujer. Sin embargo, el pasaje de Deuteronomio en contexto no estaba dirigido tanto a tratar con el asunto cultural del divorcio, sino más bien para (1) asegurar la virginidad y fidelidad de la novia y para (2) bosquejar los procedimientos específicos y los limites en el caso de volver a casarse.

 

El problema real ocurre en la interpretación liberal de este pasaje realizado por la escuela rabínica de Hilel (ver The Christ of the Gospels por J. W. Shepherd, págs. 451-457). Esta escuela enfatizaba el término “indecencia” (ver el párrafo #2 enseguida) y estiraba su marco de tiempo original y su significado. En Mt. 19:3,7-8, los fariseos estaban únicamente citando a Mosheh para tenderle una trampa a Yeshúa. En realidad, ellos no estaban buscando información. 

 

Yeshúa confirmó la intención de YHVH para el matrimonio de un hombre, una mujer de por vida (ver Mt. 5:31); cualquier otra cosa no es el ideal divino. El problema surge en cómo balancear las palabras de Yeshúa en este contexto con Sus palabras de perdón en otros contextos. El estándar para los seguidores del Reino es alto, ¡pero alta es también el favor de YHVH para ellos! En esta área en particular el método de tratar caso por caso es más recomendable que establecer rígidas reglas legales.

 

En el A.T. YHVH utilizó el divorcio para describir Sus acciones hacia Israel debido a su idolatría (ver Is. 50:1; Jer. 3:1-8; Os. 2:2). Hay ejemplos en el A.T. donde el divorcio es requerido (ver Gn. 21:8-14; Ex. 21:10-11; Dt. 21:10-14; Esd. 9-10). Existe un excelente artículo que motiva al pensamiento en el Journal of the Evangelical Theological Society, vol. 40 # 4, titulado “Old Testament Perspectives on Divorce and Remarriage” Joe M. Sprinkle.

 

Los 2 criterios para el divorcio en Dt. 24:1 son:

 

1. Que ella no encuentre favor en los ojos del esposo–

 

Este VERBO común (BDB 592, KB 619), es usado dos veces en este versículo (primero, Qal IMPERFECTO, y el segundo Qal PERFECTO). Es usado en el sentido de “reconocer una condición existente” (ver Dt. 22:14,17).

 

El término “favor” (BDB 336) es usado tanto para hablar del favor de YHVH (por ej., Gn. 6:8; Ex. 33:17) y de un ser humano (por ej., Gn. 30:27; 33:8,10,15; Rt. 2:2,10,13). Significa una aceptación favorable o una actitud de responder. Aquí se encuentra en negativo. Reconoce la condición caída del amor humano, el cual es algunas veces cambiante y huidizo.

 

Este texto ha sido una fuente de gran controversia entre los rabinos. Shamai (el grupo de rabinos conservador), decía que solo se refería al adulterio; mientras que Hilel (el grupo de rabinos liberal), decía que podía referirse a cualquier cosa, aun a cosas triviales (por ej., cocinar mal, malas relaciones con los suegros, el encontrar a una mujer más joven y hermosa). En Israel únicamente el esposo tenía el derecho legal de divorciarse.

 

2.      Alguna indecencia –

 

Literalmente esto es “la desnudez de alguna cosa” (BDB 788 CONSTRUCCION BDB 182). En Dt. 23:14 el mismo término es usado en un sentido no moral. Esto no puede referirse al adulterio debido a que la pena automática para ello era la muerte (ver Dt. 22:22). Yeshúa, cuando citaba este texto, parece interpretarlo por la frase “fornicación” en Mt. 19:9, el cual contenía el término griego (porneia) que incluía cualquier infidelidad. El término fue intencionalmente ambiguo, y por lo tanto, cubre las más amplias circunstancias.

 

Mosheh escribió este texto para proteger a la esposa vulnerable y rechazada. Es sorprendente para mí que Yeshúa declare que esta protección legal para el divorcio y el volver a casarse nunca fueran la intención de YHVH (ver Mt. 5:27-32; 19:7-12; Mr. 10:2-12; Lc. 16:14-18), sino una idea de Mosheh a causa de la dureza de los corazones de los hombres israelitas. ¿Cuántas otras cosas registradas en el Pentateuco no tenían la intención de que fueran la voluntad directa de YHVH? Yeshúa, como Señor de la Escritura que es, demostró Su autoridad al corregir tanto los textos del A.T. como la interpretación de ellos (ver Mt. 5:17-48; Mr. 7:1-23).

 

Esto puede ser preocupante para algunos quienes ponemos tanto énfasis en la Biblia como “la Palabra de YHVH” (¡y ciertamente lo es!), pero debemos recordar que Yeshúa es la Palabra Viva de YHVH y que solamente tenemos una fracción de todas las cosas que Él hizo o dijo (ver Jn. 20:30). La Biblia está principalmente diseñada para darnos primeramente la salvación (ver Jn.20:31; 2 Ti. 3:15) y después para guiarnos para vivir la vida en Mesías (ver 2 Ti. 3:16-17). Tenemos toda la información que necesitamos para ser salvos y vivir vidas que agraden a YHVH. No necesitamos reglas ni leyes adicionales. El Espíritu Santo habitando en nosotros nos guía a partir de los textos que tenemos en las áreas inciertas.  Se nos recuerda que Yeshúa comentó que toda la enseñanza de las Escrituras en cuanto a cómo vivir para YHVH se resume en únicamente 2 declaraciones prioritarias (ver Mt. 22:34-40; Mr. 12:28-43; Lc. 10:25-28):

 

a.       Dt. 6:4 – amar a YHVH completamente,

 

b.      Lv. 19:18 – amar a tu prójimo (lo cual incluye a los miembros de nuestra familia) como a ti mismo.  ¡Ciertamente el inciso #b incluye a la mujer de uno y viceversa!

 

La primera mención extrabíblica de una israelita que intentó divorciarse de su esposo fue la de Salomé, la hermana del rey Herodes, quien envió a su esposo, el gobernador de Idumea, un certificado de divorcio disolviendo su matrimonio. (Antigüedades Judías, libro XV, cap. VII, sec. 10.) Las palabras de Yeshúa: “y si ella repudia a su marido y se casa con otro, adultera”, parecen indicar que, o bien el divorcio por iniciativa de la mujer ya había empezado a surgir en su día, o que preveía que esa situación se produciría. (Mc: 10:12.)

 

La ley rabínica judía realzaba el deber que tenía la pareja de hacer uso del débito conyugal, y si la esposa era estéril, permitía que el esposo se divorciara de ella. Sin embargo, en la Biblia Hebrea no hay base alguna que le otorgue al creyente esa prerrogativa. La prolongada esterilidad de Sara no le dio base a Avrahán para divorciarse de ella, como tampoco —por la misma razón— pensó Yitzjaq en divorciarse de Rivkah, Yaaqov de Rajel o el sacerdote Zacarías de Elisabet. (Gé 11:30; 17:17; 25:19-26; 29:31; 30:1, 2, 22-25; Lu 1:5-7, 18, 24, 57.)

 

No hay nada en el Tanakh o en el Brit-haDashá que justifique a un creyente nazareno divorciarse de su cónyuge por ser este incapaz de darle el débito conyugal, haber perdido su sano juicio o contraído una enfermedad incurable o repulsiva. El espíritu de amor, que es propio de los creyentes, induce, no al divorcio, sino a tratar con misericordia a ese cónyuge. (Ef 5:28-31.) La solución a tener hijos como si fueran de su mujer es con la concesión de tener concubina. Tampoco otorga la Biblia al cyeyente el derecho de divorciarse de su cónyuge por ser de diferente religión; muestra, más bien, que si permanecen juntos, el cónyuge creyente en el Mesías puede atraer al incrédulo a la fe nazarena. (1Co 7:12-16; 1Pe 3:1-7.)

 

Por otra parte, una persona no está obligada biblicamente a divorciarse de un cónyuge infiel arrepentido. El hombre o la mujer puede responder con misericordia, al igual que hizo el profeta Oseas, que al parecer tomó de nuevo a su esposa adúltera Gómer, y YHVH, que mostró misericordia al Israel arrepentido que había sido culpable de adulterio espiritual. (Os 3.)

 

 

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