CAÍDA Y PECADO

 

26-04-2024

PECADO ORIGINAL

 

El concepto del “Pecado original” fue concebido en el siglo II por Ireneo, obispo de Lyon, en su controversia con algunos gnósticos dualistas. Otros padres eclesiásticos como Agustín de Hipona (354-430) también desarrollaron la doctrina, quienes la justificaron en las enseñanzas de Pablo de Tarso (Romanos 5:12–215 y 1 Corintios 15:21-226) y en el versículo Salmos 51:57. Tertuliano, Cipriano, Ambrosio y Ambrosiaster consideraron que la humanidad comparte el pecado de Adam, trasmitido de generación en generación. Interpretación particular hicieron Martín Lutero y Juan Calvino, quienes lo identificaron con la concupiscencia, la cual, según su interpretación, destruiría el libre albedrío. Dentro del catolicismo, el movimiento jansenista, al que la Iglesia declaró herético, también mantenía que el pecado original destruía el libre albedrío. En su lugar la Iglesia católica declara que "El bautismo, dando la vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original y devuelve el hombre a Dios, pero las consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual." "Aún debilitado y disminuido por la caída de Adán, el libre albedrío no es destruido en la carrera." En cuanto al protestantismo algunas denominaciones tienen diferentes interpretaciones del pecado original.

 

El pelagianismo, que rechaza la condición caída de la naturaleza humana como una corrupción maniquea de la doctrina cristiana, fue declarado herético en el concilio de Cartago; el primer partidario de esta doctrina del que se tienen noticias fue Teodoro de Mopsuestia, aunque su influencia fue mayor en la iglesia occidental a través de Pelagio y Celestio. Según los pelagianos, la introducción del pecado por Adam se limita a proporcionar un mal ejemplo a sus descendientes, pero no hiere sus facultades.

 

CAÍDA

 

La Caída afectó a toda la humanidad, como se expresa claramente en la discusión que hace Pablo de Romanos 5:12-21. Él desarrolla su teología de la pecaminosidad de toda la humanidad en el libro de Romanos. ¡El primer punto de “El Evangelio” del evangelio son las malas noticias de la necesidad humana! Pablo desarrolla esto de Romanos 1:18-3:18 (el resumen concluyente es Romanos 3:19-31). Romanos describe la perdición, pecaminosidad y necesidad de todos los seres humanos.

 

Romanos 5:12-21 es una discusión de Yeshúa como el 2ª Adam (ver 1 Co. 15:21-22, 45-49; Fil. 2:6-8). Hace énfasis en el concepto teológico, tanto del pecado individual como de la culpa colectiva. El desarrollo de Pablo en cuanto a la caída de la humanidad (y de la creación, ver Ro. 8:18-23) en Adam, fue único y distinto al de los rabinos; en tanto que su perspectiva de la caída colectividad estaba muy en línea con la enseñanza rabínica. Este desarrollo mostró la habilidad de Pablo, bajo inspiración, de usar o suplementar, las verdades que le habían enseñado durante su entrenamiento en Yerushaláyim, bajo el maestro de la Torá Gamaliel (ver Hch. 22:3).

 

La tradición talmúdica judía identifica este acto como הקדמון החטא (en hebreo hajatá haqadmon, "la falta primordial") de la desobediencia al mandato divino. Sin embargo, los efectos de este pecado se reducen a castigos personales, como la expulsión del paraíso, dolores de parto en el caso de Eva —y de toda su descendencia—, la multiplicación excesiva de la dificultad del trabajo (no el trabajo en sí mismo, que es descrito antes como un don divino y precedía al pecado mismo), la enfermedad, la vejez y la muerte.

 

La posición teológica alterna de que los humanos son moralmente y espiritualmente responsables de sus propias decisiones y destino fue desarrollada primero por los rabinos y luego en la iglesia primitiva por Pelagio y Armenio como ya vimos.

 

Hay algo de apoyo/evidencia de esta perspectiva de ellos en Deuteronomio 1:39; Isaías 7:15 y Jonás 4:11; Juan 9:41; 15:22,24; Hechos 17:30; Romanos 4:15.

 

La fuerza de esta postura teológica sería que los niños son inocentes hasta una edad de responsabilidad moral (para los rabinos era de 13 años para los varones y 12 años para las niñas). Hay una postura mediadora en la que ¡tanto una propensión innata al mal, como una edad de responsabilidad moral, son ciertas! El mal no solamente es colectivo, sino un mal que se desarrolla en la persona y el pecado (la vida alejados de YHVH). La maldad de la humanidad no es el problema (ver Gn. 6:5, 11-12,13; Ro. 3:9-18,23) sino el cuándo, ¿al nacer o más adelante en la vida?

 

Los orígenes de la “Caida y Pecado” en la propia Torá:

 

Adam y Javah fueron los primeros seres humanos creados que pecaron. Al comer “del árbol del conocimiento del bien y del mal”, desobedecieron a Su Creador y cometieron lo que llamamos generalmente “pecado original” (Génesis 2:16, 17; 3:6; Romanos 5:19).

 

El Elohím había prohibido a los primeros humanos comer de un árbol, que simbolizaba el derecho divino para decidir lo que está bien y lo que está mal. Cuando comieron del fruto del árbol, Adam y Javah rechazaron la Soberanía Divina y actuaron por su cuenta: quisieron decidir por ellos mismos lo que estaba bien y lo que estaba mal.

 

¿Cómo les perjudicó su jatá o pecado y como estamos realmente implicados todos?

 

¿Cuáles son algunas de las ideas comunes sobre “el pecado original?

 

¿Cómo perjudicó a los primeros humanos “el pecado original”?

 

Ellos empezaron a envejecer y con el tiempo murieron. Dañaron la relación que tenían con el Elohím Su Creador y perdieron la posibilidad de vivir para siempre con juventud y perfecta salud (Génesis 3:19).

 

¿Y a nosotros cómo nos perjudica “el pecado original”?

 

a. Todos los descendientes de los primeros humanos en Eden heredaron el pecado, como cuando un hijo hereda un defecto genético de sus padres (Romanos 5:12). Por eso, todos los humanos nacemos “en pecado”

 

b. Eso significa que cuando nacemos ya somos imperfectos, enfermamos, envejecemos y morimos (Romanos 6:23), y por si fuera poco, además tenemos la tendencia a hacer lo malo (Salmo 51:5; Efesios 2:3).

 

Pagamos las consecuencias de nuestros errores y de los errores de los demás (Eclesiastés 8:9; Santiago 3:2).

 

¿Podemos librarnos de las consecuencias que tiene “el pecado original”?

 

 

Sí. Las Escrituras Santas dicen que Yeshúa murió “envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10 BTX4ª). El sacrificio de Yeshúa en el Gólgota permite que nos libremos de las consecuencias del pecado que heredamos y recuperemos lo que los primeros humanos de Eden perdieron: la posibilidad de vivir eternamente con juventud y salud perfecta (Juan 3:16)

 

 

c. Ideas comunes sobre “el pecado original”

 

Lo que algunos creen: El pecado original nos aleja para siempre de YHVH.

 

La verdad de las Escrituras: El Elohím no nos echa la culpa de lo que hicieron los primeros humanos. Comprende los efectos de la Caida y no espera más de lo que podemos dar ya que es una herencia (Salmo 103:14). Aunque sufrimos las consecuencias de la Caida y Pecado, tenemos la oportunidad y el honor de tener comunión con el Elohím (Proverbios 3:32).

 

Algunos creen que el acto del bautismo limpia el pecado original. Y por eso algunas religiones creen que hay que bautizar ritualmente a los bebés y niños y niñas pequeños. Y aunque es cierto que el bautismo de Yojanán borraba los pecados hechos contra la Torá el posterior bautismo en Yeshúa no quitaba el pecado solo era símbolo de la fe en el sacrificio redentor de Yeshúa que en verdad si puede limpiar a las personas del “jatá” (1 Pedro 3:21; 1 Juan 1:7). Como la fe de la que habla las Escrituras Santas está basada en la gnosis o conocimiento, es imposible que un bebé tenga fe. El uso de razón y entendimiento viene por lo general a los 8 años. Por eso, las Escrituras no dan validan los bautismos de bebés, aunque si los de niños y niñas con pleno uso de entendimiento. Así lo veían los primeros nazarenos mesianistas, que no bautizaban a bebés; bautizaban a hombres, mujeres, niños y niñas que llegaron a creer en la Palabra de YHVH (Hechos 2:41; 8:12).

 

Otros creen que El Elohím maldijo a las mujeres porque Javah fue la primera que comió del fruto prohibido.

 

Lo cierto es que jamás maldijo el Elohím a la mujer sino que maldijo a “la serpiente original, quien es llamado Diablo y Satanás”, que fue quien animó a Javah a desobedecer al Creador (Apocalipsis 12:9; Génesis 3:14). Es más, Elohím constituyó a Adam, y no a su mujer, el principal humano responsable del pecado original (Romanos 5:12).

 

¿Y entonces por qué dijo Elohím que Adam dominaría a su mujer? (Génesis 3:16). El Elohím no estaba diciendo que él estuviera de acuerdo con eso. Solo estaba hablando de las tristes consecuencias que tendría “la jatá” en la relación entre un hombre y una mujer. El Creador espera que el hombre ame y valore a la mujer, y que de verdad respete a sus mujeres (Efesios 5:25; 1 Pedro 3:7).

 

Algunos creen que la tentación del pecado original: fueron las relaciones sexuales. Pero el pecado original no pudo ser el “sexo” por estas razones:

 

Mientras Adam todavía estaba solo y no tenía mujer, Su Creador le dijo que no comiera del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo (Génesis 2:17, 18).

 

Una vez que el Elohím YHVH le creó de una parte de su propio cuerpo una “mujer” les indicó a ambos EL PRIMER MANDAMIENTO: “Y Elohim los bendijo, y les dijo: Fructificad y multiplicaos. Llenad la tierra y sojuzgadla, dominad sobre los peces del mar y las aves de los cielos y sobre todo ser vivo que se mueve sobre la tierra. ” (Génesis 1:28 BTX4ª). Este era y es un mandamiento que sigue vigente en la Iglesia-hogar nazarena del Amor. Sin duda alguna, habría sido muy cruel que Su Creador los castigara por hacer lo que él mismo les había mandado.

 

Adam y Javah pecaron por separado: primero ella y luego él (Génesis 3:6).

 

La Biblia dice que está bien que el hombre tenga relaciones sexuales con la mujer (Proverbios 5:18, 19; 1 Corintios 7:3). Y de hecho puede decirse que es el primer mandamiento divino dado a la humanidad según Génesis 1:28, y que todavía está en vigor.

 

 

ALGUNOS TEXTOS SOBRE EL RESCATE DEL PECADO:

 

El perdón de las malas acciones después de cumplir con la condición de que primero haya arrepentimiento. La remisión de los pecados se hace posible por medio de la expiación de Yeshúa-Mesías. El hombre puede obtener la remisión de sus pecados si tiene fe en Cristo o Mesías, si se arrepiente de sus pecados, si recibe las ordenanzas del bautismo y la imposición de manos para comunicar el don del Espíritu Santo, y si obedece los mandamientos de YHVH incluido el primer mandato de “crecer y multiplicaros” (Gen 1:28).

 

Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos, Isa. 1:16–18.

 

Esto es mi sangre, que por muchos es derramada para remisión de los pecados, Mateo 26:28 (Heb. 9:22–28).

 

Arrepentíos, y bautícese cada uno para perdón de los pecados, Hech. 2:38 (Lucas 3:3).

 

Todos los que creen en Yeshúa recibirán perdón de pecados, Hech. 10:43).

 

 

Yo, YHVH, no recuerdo más sus pecados (Ezequiel 18:21–22).

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