EL JUZGAR

 

A.     En 1 Corintios 5:12 nos indica que “juzgamos a los de adentro”.

 

Pablo y la iglesia-hogar (de Corinto) deben tratar los asunto con los miembros de la kehilah (el v. 12 espera que la respuesta sea un “sí”), pero los creyentes deben permitir a YHVH tratar con los que no son miembros de la iglesia local. Los creyentes no deben juzgarse los unos a los otros (ver Mt. 7:1-5,15-20; ro. 14:1-15:13), pero

 

1.  Debemos examinar los frutos del Espíritu uno a otros para posiciones de guías en la iglesia-hogar (ver 1Co. 6:1-3; Mateo 7) Por lo tanto en este sentido “si” nos juzgamos.

 

2.   Debemos ejercitar disciplina en la iglesia-hogar cuando la reputación de la iglesia-hogar está en peligro de perderla. Se exige también ser obedientes a los guías o pastores.

 

¡Esto es con frecuencia una fina línea! Por implicación Pablo asegura que el hombre pecador de 1 Corintios 5 debe ser puesto en las manos de YHVH para juicio (es decir, excomulgado de la iglesia).

 

Uno se pregunta cómo este contexto se aplica a las sociedades modernas donde los creyentes y los no creyentes tienen la oportunidad de votar para regular las normas de la sociedad. ¿Debieran los creyentes participar vigorosamente en los procesos políticos? El contexto inmediato está limitado al juicio en relación a la disciplina en la iglesia, y no a una democracia moderna occidental. ¡Los creyentes son solamente ciudadanos del reino de YHVH, aunque vivimos en otro reino, no somos somos parte de él, por ende somos neutrales en los asuntos políticos del mundo.  ¡Tenemos con obligaciones y privilegios en ambos!

 

El Espíritu de YHVH, la voluntad de YHVH y el Libro de YHVH nos ayuda como creyentes a encontrar nuestro camino en este mundo caído, pero los que no son creyentes son explotados y manipulados por el pecado, el ego, y Satanás. Ellos necesitan nuestro testimonio y nuestra compasión y no nuestro auto justificación de juicio. Ellos no son capaces de entender ni nuestra motivación, ni nuestros propósitos y acciones.

 

El problema del cuándo y el cómo debieran los creyentes juzgarse los unos a los otros causó que varios manuscritos (MSS.) griegos fueran alterados en este texto en particular

 

1.   El MSS. temprano de papiro P46 (del año aprox. 200 d.C.), al igual que la traducción Bhaírica Cóptica (del  siglo III) y la traducción Siriaca Pesitta (del siglo V) solo omiten el negativo y traducen la oración como un IMPERATIVO, “Juzguen ustedes a aquellos que están dentro [de la iglesia]” (ver Bruce M. Metzger, Un Comentario Textual del Griego del Nuevo Testamento, pág. 551).

 

2. La traducción Sahídica Cóptica (del siglo III) pone el negativo con la oración que le precede, “Porque ¿qué tengo yo que hacer juzgando a aquellos que están afuera y no a aquellos que están dentro? Juzgad a aquellos que están dentro (Metzger, pág. 51).

 

3.  El texto de la UBS4 ni siquiera reconoce la posibilidad de estas variantes como originales.

 

B.    El asunto debe ser abordado de 2 maneras:

 

1.  los creyentes son exhortados a no jugarse los unos a los otros (ver Mateo 7.1-5; Lucas 6:3-7, 42; Romanos 2:1-11; Jacobo 4:11-12)

 

2. los creyentes son exhortados a evaluar a sus guías (ver Mateo 7:6, 15-16; 1 Corintios 14:29; 1 Tesalonicenses 5:21; 1 Timoteo 3:1-13; 1 Juan 4:1-6).

 

Algunos criterios para una buena evaluación que pueden ser útiles:

 

1.  La evaluación de tener como propósito el afirmar (ver 1 Juan 4:1 donde la “prueba” es con la intención de aprobación)

 

2. La evaluación debe ser hecha con humildad y amabilidad (ver Gálatas 6:1)

 

3. La evaluación no debe enfocarse en asuntos de preferencia personal (ver Romanos 14:1-23; 1 Corintios 8:1-13; 10:23-33.)

 

¿Qué norma impera en la Iglesia-hogar Nazarena del Amor hoy en día?

 

 

Hay una única forma que instituyó Yeshúa-Mesías para los asuntos de juzgar, y la tenemos bien definida y clara en Mateo Mateo 18:17, donde Yeshúa nos dice que tratemos a un pecador impenitente como a un recaudador de impuestos, a un gentil o a un hombre de las naciones. Quizás pensemos que sabes lo que Yeshúa quiere decir con eso, pero no nos dejemos influenciar por ninguna idea preconcebida. En lugar de ello, tratemos de abordar esto con una mente abierta, para que podamos permitir que la evidencia de las Escrituras hable por sí misma.

 

 

Comencemos mirando lo que dice Yeshúa en Mateo 18:17.

 

“…y si rehúsa escuchar a los de la iglesia, sea para ti como el gentil y el publicano.”. (Mateo 18:17b Biblia Textual 4ª)

 

 

Para la mayoría de las denominaciones cristianas, las iglesias católica y ortodoxa, así como para la mayoría de las denominaciones protestantes, eso significa “excomunión”. En el pasado, eso implicaba tortura e incluso ejecución en la hoguera u otro procedimiento inquisitorial.

 

 

¿Crees que eso es lo que Yeshúa tenía en mente cuando habló de tratar a un pecador como lo haría con un gentil o un recaudador de impuestos?

 

 

Algunos pensarán que Yeshúa quiso decir fue “excomunión”, un término que no se encuentra en las Escrituras y que implica por lo general “rechazo” de la comunidad. Pero, ¿es eso lo que Yeshúa quiso decir en Mateo 18:17 cuando el pecador no escuchó a la iglesia? Otros pensarán que lo que aquí se dice es para asuntos leves y no para pecados graves. Aquí no se hace diferencia alguna sobre la calidad del pecado. Ese punto punto de vista es solo interpretativo.

 

 

Pero antes de que podamos responder con más exactitud a las cuestiones, debemos examinar con atención ese versículo, lo que significa, entre otras cosas, considerar el contexto histórico y la mentalidad tradicional de los oyentes de la época de Yeshúa. ¿Por qué? Porque Yeshúa no nos dice exactamente cómo tratar al pecador que no se arrepiente. En lugar de ello, utilizó un símil, que es una figura retórica. Les dijo que trataran al pecador, como tratarían a un gentil o a un recaudador de impuestos. Podría haber salido y simplemente haber dicho: “Evita al pecador por completo. Ni siquiera le digas 'hola'”. Pero en lugar de eso decidió hacer una comparación con algo con lo que sus oyentes pudieran identificarse.

 

 

¿Qué es un gentil? Un gentil es un no judío, un hombre de las naciones que rodeaban a Israel. En cuanto a los recaudadores de impuestos, era  alguien del Servicio de Impuestos de Roma. El hecho es que a nadie, en ningún país, le gusta pagar impuestos, pero tampoco odiamos a los funcionarios públicos por hacer su trabajo, ¿verdad?

 

 

 

Nuevamente, tenemos que mirar el contexto histórico para entender las palabras del Mesías. Comenzamos considerando a quién se dirigía Yeshúa con estas palabras. Estaba hablando con sus discípulos, ¿verdad? Todos eran judíos. Y entonces, como consecuencia de eso, entenderían sus palabras desde una perspectiva judía. Para ellos, un recaudador de impuestos era alguien que colaboraba con Roma. Odiaban a los romanos porque habían conquistado su nación y los cargaban con impuestos y leyes paganas. Consideraban que los romanos eran impuros. De hecho, todos los gentiles, todos los no judíos, eran impuros a los ojos de los discípulos. Este fue un prejuicio poderoso que los creyentes judíos eventualmente tendrían que superar cuando YHVH reveló que los gentiles serían incluidos dentro del cuerpo de Cristo o su Iglesia-hogar. Este prejuicio es evidente en las palabras de Pedro a Cornelio, el primer gentil convertido al mesianismo: “Tú sabes cuán ilícito es para un judío asociarse con un extranjero o visitarlo. Pero el Elohím me ha mostrado que a ningún hombre debo llamar impuro o inmundo”. (Hechos 10:28)

 

 

Por lo tanto, Yeshúa no estaba diciendo a sus discípulos que trataran a un pecador impenitente de la misma manera que los judíos en general trataban tradicionalmente a los gentiles y a los recaudadores de impuestos. Les estaba dando nuevas instrucciones que llegarían a comprender más tarde. Su estándar para ver a los pecadores, los gentiles y los recaudadores de impuestos estaba a punto de cambiar. Ya no debía basarse en los valores judíos tradicionales. La norma ahora debía basarse en el Mesías como el camino, la verdad y la vida. (Juan 14:6) Por eso dijo: “Si él [el pecador] también rehúsa oír a la iglesia, os sea como gentil o recaudador de impuestos”. (Mateo 18:17)

 

 

Note que el “a vosotros” en este versículo se refiere a los discípulos judíos de Yeshúa que vendrían a formar el cuerpo del Mesías. (Colosenses 1:18.) Como tales, emularían a Yeshúa en todos los sentidos. Para hacer eso, tendrían que abandonar las tradiciones y prejuicios judíos, muchos de los cuales provenían de la influencia de sus líderes religiosos como los fariseos y el tribunal judío del Sanedrín, especialmente en lo que respecta al castigo de las personas.

 

 

Lamentablemente, para la mayor parte de los cristianos, el modelo, la imagen que siguen, es la de los hombres. La pregunta es: ¿seguimos el ejemplo de guías religiosos o seguimos solo a Yeshúa-Mesías?

 

 

Esperamos que respondas: “¡Seguimos a Yeshúa!”

 

 

Entonces, ¿cómo veía Yeshúa a los gentiles y a los recaudadores de impuestos? En una ocasión, Yeshúa habló con un oficial del ejército romano y curó a su sirviente. En otro, curó a la hija de una mujer gentil fenicia. ¿Y no es extraño que comiera con recaudadores de impuestos? Incluso se invitó a sí mismo a la casa de uno de ellos.

 

 

Estaba allí un hombre llamado Zaqueo; era jefe de recaudadores de impuestos y era rico… Cuando Yeshúa llegó al lugar, levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, date prisa y desciende, que hoy me es necesario quedarme en tu casa”. (Lucas 19:2, 5) Además, Yeshúa llamó a Mateo Leví para que lo siguiera incluso cuando Mateo todavía trabajaba como recaudador de impuestos.

 

 

 

Al pasar Yeshúa de allí, vio a un hombre llamado Mateo sentado en la caseta del recaudador de impuestos. “Sígueme”, le dijo, y Mateo se levantó y lo siguió. (Mateo 9:9 NVI)

 

 

Ahora notemos la actitud contrastante entre los judíos tradicionales y nuestro Señor Yeshúa.

 

 

Mientras Yeshúa cenaba en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores y comieron con él y sus discípulos. Al ver esto los fariseos, preguntaron a sus discípulos: “¿Por qué vuestro maestro come con publicanos y pecadores?”

 

 

Al oír esto, Yeshúa dijo: “No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Pero id y aprended lo que significa: "Quiero misericordia, no sacrificio". Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. (Mateo 9:10-13 NVI)

 

 

Entonces, cuando tratamos con un compañero creyente de hoy que es un pecador impenitente, ¿debemos adoptar el punto de vista de los fariseos o el de Yeshúa? Los fariseos evitaban a los recaudadores de impuestos. Yeshúa comió con ellos para ganárselos para el Padre Eterno.

 

 

 

Cuando Yeshúa dio las instrucciones a sus discípulos, según se registran en Mateo 18:15-17, ¿creemos que captaron todas las implicaciones en ese momento? Es poco probable, dados los muchos casos en los que no lograron comprender el significado de sus enseñanzas. Por ejemplo, en el versículo 17, les dijo que llevaran al pecador ante la iglesia, la ekklesia de los “llamados”. Pero ese llamado fue el resultado de su unción por Espíritu Santo, algo que aún no habían recibido. Esto ocurrió unos 50 días después de la muerte de Yeshúa, en Pentecostés. En ese momento desconocían toda la idea de una iglesia creyente, el cuerpo de Mesías. Así que debemos suponer que Yeshúa les estaba dando instrucciones que sólo tendrían sentido después de su abducción celestial.

 

 

Aquí es donde entra en juego el Espíritu Santo, tanto para ellos como para nosotros. De hecho, sin el Espíritu, la gente siempre llegará a una conclusión equivocada con respecto a la aplicación de Mateo 18:15-17.

 

 

 

La importancia del Espíritu Santo queda subrayada por estas palabras de nuestro Señor justo antes de su muerte:

 

Todavía tengo muchas cosas que decirte, pero ahora no puedes soportarlas. Pero cuando venga aquel, el Espíritu de la verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que todo lo que oiga, hablará. Y os revelará las cosas por venir. Éste me magnificará porque os hará saber las cosas que recibe de mí. (Juan 16:12-14)

 

 

Yeshúa sabía que había cosas que sus discípulos simplemente no podían manejar en ese momento. Sabía que necesitaban algo más para comprender todo lo que él les había enseñado y mostrado. Lo que les faltaba, pero que pronto obtendrían, sería el espíritu de verdad, el Espíritu Santo. Tomaría el conocimiento que Él les había dado y le agregaría: Comprensión, Perspicacia y Sabiduría.

 

Para explicar esto, considere que el “conocimiento” es sólo datos en bruto, una colección de hechos. Pero “comprensión” es aquello que nos permite ver cómo se relacionan todos los hechos, cómo se interconectan. Entonces, “Comprensión” es la capacidad de centrarse en hechos clave, de reunir los relevantes para ver el carácter interno de algo o su verdad subyacente. Sin embargo, todo esto sirve de poco si no tenemos la “sabiduría”, la aplicación práctica del conocimiento.

 

Al combinar lo que Yeshúa les dijo en Mateo 18:15-17 con sus acciones y ejemplo, el cuerpo de Mesías aún por crear, la futura iglesia-hogar/ekklesia de los santos, sería capaz de actuar con sabiduría y tratar con los pecadores como corresponde a la ley de Mesías que es el “Amor”. En la fiesta judía de las Semanas o Primicias también llamada en griego Pentecostés, cuando los discípulos se avivaron y llenaron de Espíritu Santo, comenzaron a comprender todo lo que Yeshúa les había enseñado. 

 

 

Acabamos de analizar Mateo 18. ¿Hay algún indicio de que Yeshúa se estaba refiriendo a un cuerpo de ancianos o pastores cuando dijo que trajeran al pecador ante la iglesia? ¿Hay alguna indicación basada en el propio ejemplo de Yeshúa de que pretendía que sus seguidores evitaran totalmente a un pecador? Si ese fuera el caso, ¿por qué ser ambivalente? ¿Por qué no simplemente salir y decirlo clara e inequívocamente? Pero no lo hizo, ¿verdad? Les dio un símil, uno que no podrían entender adecuadamente hasta que la congregación mesianística o la iglesia-hogar estuviera realmente formada.

 

 

¿Evitó Yeshúa totalmente a los gentiles? ¿Trató con desdén a los recaudadores de impuestos, negándose incluso a hablar con ellos? No. Estaba enseñando a sus seguidores con el ejemplo qué tipo de actitud debían tener hacia las personas que antes consideraban impuras, impuras y malvadas.

 

 

Una cosa es eliminar a un pecador de entre nosotros para proteger a la iglesia de la levadura del pecado. Pero otra cosa es rechazar totalmente a esa persona hasta el punto de aislarla de toda interacción social, con antiguos amigos e incluso con sus propios familiares, es muy cruel que un padre o un abuelo ni siquiera pueda tomar el móvil cuando un hijo/a o nieto/a le manda un mensaje de voz o escrito pidiendo su ayuda, o viceversa ¿dónde está el cariño natural? Ya sabemos que en los últimos días del mundo el “cariño natural” desaparecería de las personas, ¿pero ha de ser también así entre los verdaderos creyentes hoy? La respuesta es obvia. Eso es algo que Yeshúa nunca enseñó, ni es algo que ejemplificó. Sus interacciones con gentiles y recaudadores de impuestos pintan un cuadro muy diferente.

 

 

¿Lo entendemos bien? Pero no somos especiales, ¿verdad? Aparte de estar dispuestos a abrirnos a la dirección del Espíritu, ¿no tenemos ningún conocimiento especial? Simplemente nos guiamos por lo que está escrito bajo inspiración, es decir: nos guiamos por el Espíritu, no por los hombres.

 

Si tu iglesia no sigue la conclusión que se indica valorando las palabras del Mesías “¿De qué fuente proviene el espíritu que guía a sus dirigentes?”

 

 

¿Creemos que después de lo que hemos aprendido, puedes comprender lo que Yeshúa hizo? ¿Qué quiso decir cuando les dijo a sus discípulos que consideraran al pecador impenitente como lo harían con un gentil o un recaudador de impuestos entre ellos? ¿Vemos alguna razón para concluir que quiso decir que ellos, que nosotros, deberíamos evitar por completo a tal individuo, sin siquiera decirle un “hola” como si lo haríamos con un anticristo? ¿Debemos implementar la interpretación farisaica de evitar a los pecadores como se practicaba en los días de Yeshúa? ¿Es esto lo que el Espíritu santo está guiando a tu iglesia? ... “Quien tenga oídos oiga”.

 

 

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