Tema sugerido por nuestra hermana Angélica L.
11-09-2024
Algunas personas dicen que La Biblia habla claramente que un nuevo templo construido en el futuro – el cual será llamado 3er. Templo.
Dicen que el III Templo existirá durante la Gran Tribulación. Daniel se refiere a este templo cuando dice que «el príncipe que ha de venir» (el Anticristo) entrará en él y detendrá los sacrificios en la mitad de la Tribulación (Dn. 9:27). Se dice que el apostol Pablo lo menciona cuando declara que «el hombre de maldad» profanará el templo al entrar en él y al declarar ser Dios (2 Tes. 2:3-4). El III Templo también es mencionado en el libro de Apocalipsis cuando se le dice a Juan que lo mida – una forma simbólica de decirle que evalúe su condición espiritual (Ap. 11:1-2).
Esto plantea la pregunta ¿Cuándo exactamente será reconstruido el templo?. La Biblia no revela la respuesta a esta pregunta. Todo lo que dice con certeza es que el templo estará en existencia cuando el Anticristo se revele a sí mismo (2 Tes. 2:3-4) y eso será en la mitad de la Tribulación (Dn. 9:27). Dado que esto será sólo 3 ½ años después de iniciada la Tribulación, muchos han concluido que el templo será reconstruido probablemente antes que empiece la Tribulación, porque ¿cómo podría un edificio tan magnificente ser construido en tan corto periodo de tiempo?
Pero esta conclusión pasa por alto el hecho que el templo puede ser resucitado literalmente ¡de la noche a la mañana! Eso es debido a que los judíos planean erigir un templo tienda como el Tabernáculo de Moisés, y dicen están listos para hacer eso en cualquier momento. Todo ha sido preparado. Una vez que este templo temporal sea levantado, continuarán con los sacrificios y luego comenzarán a construir una estructura más permanente alrededor y encima de la temporal.
Actualmente hay 2 obstáculos importantes para la reconstrucción del III Templo. Uno se refiere a su ubicación. El próximo templo sólo puede ser construido donde los 2 templos anteriores estuvieron porque el Lugar Santísimo debe estar en el mismo punto exacto. La mayoría de los eruditos creen que se encontraban donde actualmente se halla el Domo de la Roca. Esa conclusión puede estar equivocada, pero no hay forma de demostrar la localización exacta sin conducir excavaciones arqueológicas en el Monte del Templo, algo que actualmente está prohibido por los musulmanes. Si El III Templo va a ser construido donde ahora se halla el Domo de la Roca, entonces esa estructura musulmana debe ser removida, antes de nada, ya sea por la mano del hombre o de Dios. Podría, por supuesto, ser reducida a cenizas por un saboteador terrorista ultraortodoxo o podría ser destruida por un terremoto.
El 2º obstáculo es la actitud del pueblo judío y de sus líderes. Actualmente, no hay deseo entre ellos de construir un III templo. El israelí promedio es muy secular. Él sabe que cualquier intento por construir un III templo resultaría en guerra inmediata con los islamistas. Sólo un puñado de judíos ultraortodoxos tiene pasión por El III Templo. Ellos son los que han hecho todas las preparaciones. Pero no tienen apoyo popular. Algo tendrá que ocurrir para crear un aumento repentino de orgullo nacionalista que exigirá un nuevo templo. Este evento catalizador podría ser el descubrimiento del Arca del Pacto.
Hay una clara posibilidad de que los antiguos templos no estuvieran localizados donde el Domo de la Roca actualmente se asienta. Hay fuerte evidencia que su localización fue al norte del Domo y que el altar sacrificial dentro del Domo fue el que Salomón construyó en «la parte central del atrio» para manipular los miles de sacrificios especiales que ofreció a YHVH el día que El Primer Templo fue dedicado (2 Cr. 7:7). Si eso es así, entonces El III Templo podría ser construido al norte del Domo de la Roca, poniendo el Domo en la Corte de los Gentiles. Ésta bien podría ser la solución que se le ocurrirá al Anticristo cuando según algunos negocie la paz entre los judíos y los árabes (Dn. 9:27).
Para resumir, definitivamente algunos creen fehacientemente que va a haber un III templo. Dicen que muy probablemente será erigido al comienzo de la Tribulación en la forma de un Tabernáculo. Una estructura más permanente será construida luego alrededor y encima de él. El Anticristo profanará este templo en la mitad de la Tribulación.
Por ende, también se cree que el III Templo será destruido en la 2ª Venida del Mesías (los judíos solamente esperan una 1ª Venida donde el Templo tenga que estar reconstruido). Grupos escatológicos creen que ocurrirá un gran terremoto donde cambiará radicalmente la topografía de Jerusalén y de toda la tierra (Ap. 6:12-17). Entonces, dice, que Jerusalén resultará en la provisión de un área nivelada muy grande donde el Templo Milenial será construido. Este es el templo desde el cual Yahoshúa o Yeshúa reinará sobre toda la tierra. Dicen además que esto está descrito de antemano y con detalles en Ezequiel 40-46. A este III templo también se le llama el templo de Ezequiel. Pero antes de nada examinemos la historia respecto a los templos ubicados en Jerusalén:
El 3º templo: ¿cuándo será construido?
El pueblo de Israel ha construido 2 templos en Jerusalén, y ambos han sido destruidos. ¿Nos dice la profecía cuándo será construido el próximo templo, el 3º?
La 1ª morada fija que fue construida para honrar al Elohím de la Biblia tuvo su origen en la época del rey David de Israel. Así “dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de YHVH está entre cortinas” (2 Samuel 7:2).
Aunque Elohím les había ordenado a los israelitas que le construyeran un Tabernáculo —una tienda que pudiera ser transportada fácilmente mientras viajaban por el desierto (Éxodo 25-26)— Él no les había pedido que le construyeran “una casa de cedro” (2 Samuel 7:7).
Claro que al Elohím le complació mucho el deseo de David, pero no le permitió que le construyera una morada permanente. En lugar de permitirle a David que le construyera una morada, Dios le prometió que el haría de él una “casa” —queriendo decir que el trono de David sería establecido para siempre— y que el hijo de David (Shelomoh) iba a construir una “casa” para el nombre de YHVH (vv. 11-13).
Como Elohím lo prometió, Salomón, hijo de David, comenzó “a edificar la casa del Eterno” (1 Reyes 6:1). Este templo, estuvo localizado en el Monte Moría en Jerusalén y comúnmente se le conoce como “el templo de Salomón”, se convirtió en un centro de culto religioso en Israel. Este templo duró aproximadamente 400 años desde su construcción durante el reinado del rey Salomón hasta su destrucción a manos de los babilonios bajo Nabucodonosor en el año 586 a.C. (II Reyes 25:9).
El 2º templo
Después de 70 años de cautividad en el Imperio Babilonio, les fue permitido a los judíos regresar a Jerusalén y comenzaron a reconstruir el templo. Aunque comenzaron a trabajar en el templo casi inmediatamente después de su regreso a Jerusalén, la oposición por parte de pueblos vecinos y la negligencia de los mismos judíos retrasaron la obra. Finalmente, en el año 515 a.C. aproximadamente el templo fue reconstruido en el mismo sitio donde inicialmente había sido edificado.
Muchas fuentes, tales como La enciclopedia bíblica internacional estándar, se refieren a este II templo como el templo de Zorobabel el “gobernador de Yehudah” (Hageo 1:1), quien ayudó a coordinar la construcción (Esdras 3:8; 5:2). Este templo estaba en pie cuando Yeshúa vino a la Tierra como ser humano, aunque había tenido remodelaciones importantes por parte del rey Herodes. En total, esta edificación se mantuvo durante 600 años antes de su destrucción por parte de Roma en el año 70 d.C.
¿Un 3º templo?
Ya que el templo ha sido un elemento tan importante en la historia de los antiguos israelitas (y especialmente para los judíos, que también son israelitas) muchos se han preguntado: ¿Q ué dice la Biblia acerca de un III templo?
Si bien es cierto que los textos bíblicos no son siempre tan explícitos como quisiéramos, existen 3 indicaciones bíblicas de otro templo. Dos de ellas representan un templo literal, y la 3ª es simbólica.
Indicación #1: los sacrificios se reanudarán
Basado en las profecías del libro de Daniel acerca de los sacrificios que llegan a su fin al término de esta era del hombre y de una abominación desoladora en los últimos tiempos, algunos creen que los judíos van a construir otro templo en Jerusalén antes del regreso de Yahoshúa a la Tierra.
Daniel 8:9-14 habla de “un cuerno pequeño” y por él fue quitado “el continuo sacrificio”. Este “cuerno pequeño” era Antíoco Epífanes, que era un prototipo del poder religioso falso de los tiempos del fin que se va a unir con un poder civil llamado la bestia.
En el contexto de los acontecimientos de los tiempos del fin, Daniel 12:11 vuelve a mencionar que “el continuo sacrificio” es quitado. Estos 2 pasajes de Daniel que hablan de sacrificios que llegarán a su fin, hacen que algunos concluyan que se va a construir un templo con relación al altar sobre el cual serán ofrecidos estos sacrificios.
Aunque es posible que los judíos vayan a construir otro templo antes del regreso de Cristo (ya hay personas dedicadas a reunir lo necesario para hacerlo posible), también es posible que los judíos empiecen a ofrecer sacrificios sobre el altar sin haber construido el templo… Adicionalmente a estos pasajes de Daniel, Yeshúa habló de una “abominación desoladora” de los tiempos del fin que va a estar en “el lugar santo” (Mateo 24:15). Algunos creen que la frase “lugar santo” significa que va a haber otro templo, aunque esta frase también puede referirse al monte del templo simplemente.
Aunque es posible que los judíos vayan a construir otro templo antes del regreso de Mesías (ya hay personas dedicadas a reunir lo necesario para hacerlo posible), también es posible que los judíos empiecen a ofrecer sacrificios sobre el altar sin haber construido el templo, como sucedió antes de la construcción del II templo (Esdras 3:1-6).
Indicación #2: la visión de Ezequiel
En Ezequiel 40-48 claramente se habla de un templo que va a ser construido. Pero determinar cuándo va a ocurrir esto ha sido bastante difícil. Algunos piensan que estos capítulos de Ezequiel se remontan al templo de Salomón. Pero ya que la visión del templo de Ezequiel (Ezequiel 40:1) vino después de la destrucción del templo de Salomón, otros asumieron que la visión de Ezequiel fue una instrucción del Eterno para la construcción del II templo o para la reconstrucción que hizo Herodes. Otro punto de vista de estos capítulos es que son representaciones alegóricas de la Iglesia-hogar en restauración del culto a YHVH puro.
Pero esta visión histórica está completamente errada. Como explica el Comentario expositor bíblico: “Los acontecimientos históricos no cumplen con los detalles del pasaje. Los templos de Salomón, Zorobabel o Herodes no comparten el diseño ni las medidas descritas en Ezequiel 40-42. El procedimiento de adoración establecido en los capítulos 43-46, aunque con naturaleza mosaica, no se ha seguido en la historia de manera exacta como se describe en esos capítulos. El rio que sale del templo en el capítulo 47:1-12 nunca ha fluido de ninguno de los 3 templos mencionados anteriormente. Las únicas menciones de este río están en Génesis 2:8-14 y Apocalipsis 22:1-2 (cf. Isaías 35:6-7; Joel 3:18; Zacarías 14:8).
“Las dimensiones geográficas y las asignaciones tribales de la Tierra son, sin duda, inviables en este momento, y tampoco han sido cumplidos en tiempos pasados. Serán necesarios algunos cambios geográficos antes de que se cumpla lo que está escrito en los capítulos 45, 47-48. Por lo tanto, uno no miraría los acontecimientos históricos (del pasado o presente) de estos capítulos sino el futuro” (comentarios de Ezequiel 40:1–48:35).
La interpretación alegórica también falla al tratar de explicar de manera adecuada estos pasajes. Como dice el Comentario expositor bíblico: “El enfoque interpretativo figurativo o ‘espiritual’ parece no resolver ninguno de los problemas de Ezequiel 40-48; tiende a crear nuevos… Interpretar estos capítulos de otra manera que no sea con un enfoque normal, literal, parecería contradecir la guía interpretativa en la visión que advierte a Ezequiel que debe escribir con minucia todos los detalles concernientes al plan para el templo y las regulaciones para que estos detalles puedan ser tenidos en cuenta cuidadosamente y seguidos en cada aspecto (40:4; 43:10-11; 44:5; cf. Éxodo 25:9; 1 Crónicas 28:19). Por lo tanto, un enfoque figurativo no aborda adecuadamente los asuntos de Ezequiel 40-48” (ibídem).
La mejor interpretación parece ser que estos capítulos de Ezequiel describen un templo que será construido durante el Milenio para un Israel resucitado, una nación que ya no estará dividida en 2 reinos (Ezequiel 37:22). El escenario es cuando el Espíritu de Dios será derramado sobre la casa de Israel y cuando Elohím dice que “habitaré entre los hijos de Israel para siempre” (Ezequiel 39:29; 43:7). Otros indicadores mileniales son aguas de sanidad brotando del templo (Ezequiel 47:1, 9) y el nombre de la ciudad de Jerusalén siendo cambiada por “el Eterno allí” (Ezequiel 48:35).
Otra indicación de este templo milenial se encuentra en Zacarías 14:21, y dice: “Y toda olla en Jerusalén y Judá será consagrada al Eterno de los ejércitos; y todos los que sacrificaren vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas; y no habrá en aquel día más mercader en la casa de YHVH de los Ejércitos”.
Aunque no se nos dice porque los sacrificios animales se reanudarán en el milenio (simbolismo), al parecer si van a ocurrir por lo menos por un tiempo y estarán asociados con un templo físico.
Indicación #3: un templo espiritual
Como ya hemos visto, una interpretación alegórica no sirve para Ezequiel 40-48. Sin embargo, hay muchas referencias que mencionan al pueblo de YHVH como un templo espiritual en el Nuevo Testamento. Es interesante anotar que esta explicación simbólica fue dada incluso mientras el templo de Zorobabel y Herodes existían.
Pablo les escribió a los miembros de la iglesia-hogar de Dios en Corinto: “¿No sabéis que sois templo del Elohím, y que el Espíritu del Elohím mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Elohím, Elohím le destruirá a él; porque el templo de Elohím, el cual sois vosotros, santo es” (1 Corintios 3:16-17).
Pablo más adelante les escribió a los miembros dándoles instrucciones para que mantuvieran la calidad de vírgenes “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis del Elohím, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19).
En II Corintios 6:16, Pablo les vuelve a decir a los corintios: “Porque vosotros sois el templo del Dios viviente”. Y en Efesios 2:21 les habló a los miembros de la iglesia acerca de crecer para “ser un templo santo en el Señor”.
Al elaborar con base en este simbolismo de cómo podemos ser el templo de Elohím, Pablo explicó que Elohím había dicho: “Habitaré y andaré entre ellos” (2 Corintios 6:16). Esto ocurre por medio de la Avivación del Espíritu Santo morando en nosotros, después de que nos arrepentimos de nuestros pecados y somos bautizados. Tener al Mesías en nosotros es nuestra “la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27), y así es como podemos ser el templo del Elohím santo o kadosh.
Significado para nosotros
Mientras que el templo espiritual del cual habló Pablo ya se construyó y un templo físico va a existir durante el Milenio, sólo resta esperar y ver si los judíos van a construir otro templo antes del regreso de Mesías. En términos de importancia, ser parte del templo espiritual es de lejos, el esfuerzo más importante que podemos emprender.
En este punto importante cabe el preguntarse ¿El templo de la visión de Ezequiel que fue descrito por Ezequiel para los judíos exiliados en Babilonia tiene algo que ver con el Templo espiritual que Pablo nos habla en el NT?
Es verdad que el que Ezequiel menciona tiene un altar en el que se ofrecen muchos sacrificios. Nosotros creemos que este templo milenial, destaca las justas normas de YHVH para el culto Centra nuestra atención en una restauración espiritual durante el milenio.
Ezequiel ha pasado la mitad de su vida en el exilio. El templo de Jerusalén lleva muchos años en ruinas. Si alguna vez Ezequiel había acariciado la esperanza de ser sacerdote allí, sus sueños terminaron arruinados, igual que el templo. Todavía faltan muchos, muchos años para que acabe el exilio, así que no es muy probable que él viva para ver el regreso del pueblo de YHVH a su tierra, y mucho menos para ver el templo reconstruido (Jer. 25:11). Quizá se puso un poco triste al pensar en todo esto.
Pero YHVH, que es tan bueno, aprovecha justo ese momento para mostrarle a Ezequiel una visión llena de detalles, una visión que sin duda consolará mucho a este hombre tan fiel y le dará esperanzas. Por medio de esta visión, YHVH lo lleva de vuelta a su tierra y lo pone en una montaña muy alta. En este lugar tan elevado, el profeta se encuentra con “un hombre de aspecto parecido al del bronce”. Ese hombre, que en realidad es un ángel, lo lleva con él y le hace un recorrido por todo el imponente recinto del templo (lea Ezequiel 40:1-4). ¡Lo que ve parece tan real! Además de fortalecer la fe de Ezequiel, esta experiencia debió haberle impresionado, y hasta desconcertado un poco. Aunque el templo que está viendo tiene muchas características que le resultan familiares, es bastante diferente al que él conoce, el de Jerusalén.
Esta fascinante visión la encontramos en los últimos 9 capítulos del libro de Ezequiel. Analicemos ahora lo que debemos tener en cuenta a la hora de estudiar y entender esta visión.
Parece sensato no atribuirle un significado profético o simbólico a cada detalle de la visión de Ezequiel. ¿Por qué? Veamos un ejemplo interesante. Cuando Pablo habló sobre el tabernáculo y el templo espiritual, mencionó objetos como el incensario de oro, la cubierta del Arca y la jarra de oro que contenía el maná. Pero ¿les dio algún significado profético? Parece que el Espíritu Santo no lo impulsó a hacer eso, más bien, Pablo escribió: “Ahora no es el momento de hablar de estas cosas en detalle” (Heb. 9:4, 5). El apóstol estuvo dispuesto a esperar y aceptar humildemente la guía que YHVH diera por medio de Su Espíritu Santo (Heb. 9:8).
Nosotros podemos analizar la visión de Ezequiel de forma parecida. Esta visión también está llena de detalles. Así que parece más apropiado esperar humildemente a que YHVH aclare el asunto si fuera necesario (cf. Miqueas 7:7).
Un análisis profundo del tema nos lleva a pensar que No es posible que Ezequiel viera el gran templo espiritual actual.
El templo que vio Ezequiel no encaja con la explicación que dio Pablo por inspiración. Notemos en este detalle. El apóstol Pablo dejó claro que el tabernáculo de la época de Mosheh era una sombra y una representación de algo mayor. Como en el caso de los templos de Shelomoh y de Zorobabel, que se construyeron siguiendo básicamente el mismo modelo, el tabernáculo tenía un compartimiento llamado “el Santísimo”. Pablo llamó a este compartimiento “un lugar santo hecho por manos humanas” y dijo que era “una copia de la realidad”, no la realidad misma. Entonces, ¿qué era la realidad? “El mismísimo cielo”, aclaró Pablo (Heb. 9:3, 24). ¿Y fue eso lo que vio Ezequiel? ¿El cielo? No, la visión de Ezequiel no da a entender que él estuviera viendo cosas celestiales, como sí sucede en otras visiones (cf. Daniel 7:9, 10, 13, 14).
Una diferencia evidente entre la visión de Ezequiel y la explicación de Pablo tiene que ver con los sacrificios. Ezequiel escuchó unas instrucciones muy detalladas sobre cómo ofrecer sacrificios. Estas instrucciones eran para el pueblo, los jefes y los sacerdotes. Ellos debían ofrecer sacrificios por sus propios pecados. También debían ofrecer sacrificios de paz, de los que probablemente todos podían comer en los comedores del templo (Ez 43:18, 19; 44:11, 15, 27; 45:15-20, 22-25). ¿Se ofrecen esos sacrificios vez tras vez en el gran templo espiritual? Obvio que no, por lo tanto, el templo de la visión de Ezequiel no es el gran templo espiritual
En el gran templo espiritual se presenta un solo sacrificio una sola vez: el sacrificio del propio Yeshúa haMashiaj, el Gran Sumo Sacerdote. Pablo explicó: “Pero habiendo venido CRISTO, Sumo Sacerdote de los bienes llegados, por medio de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho por manos, es decir, no de esta creación; ni por medio de la sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró una vez por todas en el lugar santísimo, habiendo asegurado eterna redención.” (Heb. 9:11, 12 BTX4ª). Está claro que el templo de la visión de Ezequiel —con todos sus sacrificios de cabras y toros— no es el templo espiritual.
Sabemos que Ezequiel no vio el templo espiritual porque no había llegado el momento para que Dios revelara verdades sobre ese templo. Recordemos que la visión de Ezequiel fue dirigida en 1er. lugar a los judíos exiliados en Babilonia. Ellos tenían que obedecer la Ley o Torá. Al terminar el exilio, volverían a Jerusalén y pondrían en práctica lo que la Ley decía sobre la adoración pura. Eso exigía que reconstruyeran el templo y su altar, donde seguirían ofreciendo sacrificios. De hecho, así lo hicieron durante casi 600 años. Ahora bien, ¿cómo se habrían sentido si Ezequiel les hubiera mostrado el templo espiritual? ¿Qué habrían pensado de que el sumo sacerdote sacrificara su propia vida, poniendo así fin a todos los demás sacrificios? ¿Qué mensaje les habría transmitido la visión? ¿Les habría ayudado a seguir obedeciendo la Ley, o habría tenido el efecto contrario? Como siempre, YHVH revela las verdades espirituales en el momento oportuno y cuando Su pueblo o iglesia-hogar pueda comprenderlas. Pero,
¿guardan alguna relación el templo que vio Ezequiel y lo que dijo Pablo sobre el templo espiritual? Recordemos que Pablo no basa su explicación en la visión de Ezequiel, sino en el tabernáculo de los días de Moisés. Es cierto que Pablo sí mencionó algunos elementos que también existían en los templos de Salomón y Zorobabel, así como en el templo de la visión de Ezequiel. Pero, en general, Ezequiel y Pablo se concentraron en aspectos distintos. Sus explicaciones no son simples repeticiones; más bien se complementan. ¿De qué manera?
Pablo nos enseña en qué consiste el sistema para dar culto al Elohím, y Ezequiel nos habla sobre las normas de YHVH para adorarlo. A fin de enseñarnos verdades sobre el sistema de culto puro, Pablo explica el significado de algunos elementos del templo espiritual, como el sumo sacerdote, los sacrificios, el altar y el Santísimo. Pero, con la intención de destacar las elevadas normas de YHVH para la adoración pura, la visión de Ezequiel nos pinta un cuadro detallado que graba en nuestra mente y corazón muchas lecciones sobre dichas normas.
¿Cuál era el mensaje principal de esta visión profética? En pocas palabras: El culto puro sería restaurado. Sin duda, Ezequiel tenía esto muy claro. Ya había escrito lo que hoy es el capítulo 8 de su libro; ahí YHVH le mostró por medio de imágenes muy reales las cosas repugnantes que estaban pasando en el templo de Jerusalén. No tiene nada que ver con la visión de los capítulos 40 a 48. ¡Qué contraste! Seguro que para Ezequiel fue un placer escribir todos los detalles de un relato en el que no hay ni rastro de culto contaminado. Solo hay un culto puro en su máximo esplendor: un ejemplo perfecto de adoración a YHVH de acuerdo con la Ley o Torá.
Para devolver la adoración pura al lugar que merece, tendría que colocarse en una posición elevada. Más de 100 años antes, el profeta Isaías había escrito por inspiración: “En la parte final de los días, la montaña de la casa de YHVH será firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas y será elevada por encima de las colinas” (Is. 2:2). Isaías predijo con toda claridad que la adoración pura de YHVH sería restaurada y puesta en un lugar elevado, como si estuviera en la cima de la montaña más alta. ¿Y dónde se encuentra Ezequiel cuando recibe esta visión? Precisamente “en una montaña muy alta”, mirando hacia la Casa de YHVH (Ez 40:2). Así que la visión de Ezequiel confirma que el culto puro sería restaurado y alcanzaría su cumbre perfecta en el Milenio de Mesías.
El templo que vio Ezequiel era una gloriosa representación de algo que YHVH haría, la restauración del culto puro y verdadero.
Ezequiel y sus compañeros de exilio probablemente se dieron cuenta enseguida de que la visión no representaba nada literal. ¿Por qué no? Recordemos que Ezequiel vio que este templo estaba “en una montaña muy alta”. Aunque es fácil relacionar eso con la profecía de Isaías, la verdad es que no encaja con el monte Moria (Jerusalén), donde había estado el templo de Salomón y donde sería reconstruido algún día. ¿Era ese monte “una montaña muy alta”? No, de hecho, el monte Moria estaba rodeado por otras montañas que eran de la misma altura o incluso más altas. Y, además, el recinto del templo que vio Ezequiel era enorme. Toda el área que ocupaba, incluyendo los muros, era demasiado grande para estar en la cima del monte Moria. ¡Ni siquiera habría cabido en la Jerusalén de los días de Salomón! Tampoco esperarían los exiliados que un río literal saliera del santuario del templo y desembocara en el mar Muerto, y que allí sanara sus aguas sin vida. Finalmente, el terreno montañoso de la Tierra Prometida no se podía dividir en línea recta creando fronteras paralelas para las tribus, como se describe en la visión. Por todo esto, no parece que la visión se pueda interpretar literalmente.
La visión del templo de Ezequiel también está relacionada con otras profecías de restauración que se han ido cumpliendo en los últimos días hasta incluir el reinado del Mesías en el Milenio. Compare, por ejemplo, Ezequiel 43:1-9 con Malaquías 3:1-5, y Ezequiel 47:1-12 con Joel 3:18.
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