LAS ESCUELAS DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA

ESCUELAS DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA

 

05/01/2024

 

I. Escuela Alejandrina de interpretación bíblica y su antecedente judío

 

El método más consistente usado en el estudio de la Biblia es conocido como el Método Histórico – Léxico - Gramático (o también conocido como el método Textual - Contextual). Este método comenzó en Antioquia de Siria, en el Siglo III d.C., como reacción al método alegórico, el cual se había desarrollado varios cientos de años anteriormente en Alexandria, Egipto. El método Alejandrino era una adaptación del método de Filo, un intérprete judío que vivió del 20 a.C al 55 d.C., en Alejandría.  El, siendo judío de la Diáspora, no tuvo mucha influencia entre los rabinos, pero si tuvo un gran impacto entre los intelectuales helenistas de Alejandría, ciudad que era la cuna del aprendizaje de aquel tiempo. Filo estaba de acuerdo con los rabinos en cuanto a que el Antiguo Testamento fue dado por El Elohím. El creía que El Elohím había hablado de una manera única a través de las Escrituras hebreas y de los filósofos griegos, especialmente a través de Platón. Por lo tanto, cada aspecto del texto tenia significado; cada frase, clausula, palabra, letra, aun el detalle más pequeño de la idiosincrasia del texto.

 

La interpretación de los rabinos está caracterizada por un enfoque en el “cómo”, especialmente en lo relacionado a la Ley de Moisés. Filo, aunque usaba algo de la misma idiosincrasia de la gramática y el deletreo, encontró mensajes escondidos en los textos relacionados a lo platónico. Los rabinos estaban interesados en aplicar la ley de Moisés a la vida diaria, mientras que Filo quería reinterpretar la historia de Israel a la luz de su entendimiento del mundo platónico. Para lograr hacer esto él tuvo que remover totalmente el A.T. de su contexto histórico.

 

            “En su mente, muchas de las verdades del judaísmo correctamente entendidas, no diferían de las más altas verdades de la filosofía griega. El Elohím se revela a Sí Mismo al pueblo escogido de Israel, pero no se reveló a Si Mismo de una manera mucho más radical que la que Se reveló a los griegos” (Grant y Tracy 1984, 53-54).

 

Su método básico era el alegorizar el texto:

 

A.    Si el texto hablaba de algo que pareciera indigno del Elohím (por ej., lo físico del Elohím)

 

B.     Si el texto contenía alguna aparente inconsistencia

 

C.     Si el texto contenía algún problema histórico aparente

 

D.    Si el texto podía ser adaptado (alegorizado) a su punto de vista filosófico (Grant y Tracy 1984, 53)

 

 

II.   Método básico de la Escuela Alejandrina

 

Lo básico del método de Filo para la interpretación fue continuado en la escuela cristiana de interpretación, la cual se desarrolló en la misma ciudad. Uno de sus primeros líderes fue Clemente de Alejandría (150-215 d.C.). Él creía que la Biblia contenía diferentes niveles de significado para poder hacer las Escrituras relevantes a los diferentes tipos de personas, cultura y épocas. Estos niveles eran:

 

A.    El sentido literal, histórico

 

B.     El sentido doctrinal

 

C.     El sentido tipológico o profético

 

D.    El sentido filosófico

 

E.     El sentido alegórico o místico (Gran y Tracy 1984, 55-56)

 

Este método básico fue continuado por Orígenes (185-254 d.C.), quien probablemente fue el mayor pensador de la iglesia antigua (Silva 1987, 36-37). Él fue el primer crítico textual, apologista, comentarista, y teólogo sistemático. Un buen ejemplo de su método puede verse en su interpretación de Proverbios 22:20-21, el cual combina con 1 Ts. 5:23. De esta manera cada pasaje de la Biblia tiene tres niveles de interpretación.

 

1.      Un sentido literal o “cuerpo”

 

2.      Un sentido moral o “alma”

 

3.      Un sentido místico/alegórico o “espíritu” (Grant y Tracy 1984, 59)

 

La hermenéutica de Alejandría tuvo influencia sobre la mayor parte de la iglesia en el área de la interpretación hasta el tiempo del Reforma Protestante. Puede ser caracterizada en su forma desarrollada por Agustín (354-430 d.C.) en sus cuatro niveles de interpretación:

 

1.      El literal, que enseña los eventos históricos

 

2.      El alegórico, que enseña lo que uno debe creer

 

3.      Lo moral, que enseña lo que uno debe hacer

 

4.      Lo místico, que enseña lo que uno debe esperar

 

Para la iglesia en general, los sentidos no literales (números 2,3,4) contenían las verdades espirituales puristas. Sin embargo, debido a los abusos del método, ausente de lo histórico y lo gramático, llevó a la formulación de otra escuela de interpretación. Esta nueva escuela de Antioquía de Siria (del siglo III d.C.) con un enfoque textual histórico-gramático acusó a los alegoristas alejandrinos de:

 

1.      Traer o importar significado al texto

 

2.      Forzar un significad escondido en cada texto

 

3.      Crear una interpretación forzada y extravagante

 

4.      No permitir que las palabras y las frases tengan su significado normal, obvio (Sire 1980, 107)

 

5.      El permitir que la subjetividad humana dominara el mensaje obvio del autor original

 

La alegoría, cuando es hecha por un intérprete piadoso y bien entrenado puede tener gran valor. Es obvio que ambos, Jesús (Mt. 13:18-23) y Pablo (1 Co. 9:9-10; 10:1-4; Ga. 4:21-31), establecieron un precedente bíblico para este método. Sin embargo, cuando se usa para probar la doctrina favorita que uno tiene o para defender las acciones inapropiadas, se convierte en una gran piedra de tropiezo. El principal problema es que no hay manera de muchas veces apoyar el significado tomando el texto únicamente (Silva 1987, 74). La pecaminosidad de la humanidad ha convertido este método (y por implicación todos los métodos de alguna manera), como un medio para probar casi cualquier cosa y entonces decir que es bíblico.

 

“Siempre existe el peligro de la eiségesis, es decir, el leer en la Biblia ideas que hemos recibido de alguna otra parte y recibirla con la autoridad con que hemos recibido El Libro” (World Council of Churches Symposium on Biblical Authority for Today, Oxford, 1949).

 

 

 

“Orígenes, y muchos otros junto con él, han tenido la ocasión de torturar las Escrituras en todas las maneras posibles, alejados del verdadero sentido. Ellos concluyeron que el sentido literal es demasiado negativo y pobre, y que, debajo de la capa exterior de la letra, se esconden misterios más profundos, los cuales no pueden ser extraídos sino solo a través del abuso de la alegoría. Y en esto, ellos no tuvieron ningún problema para lograrlo, porque las especulaciones que parecen ingeniosas son las que más se prefieren, y siempre será preferido por el mundo, a la doctrina solida…con la aprobación del sistema licencioso gradualmente obtenido a tal altura, que aquel que manejaba la Escritura para su propia distracción no solo pensaba pasar sin castigo, sino además obtenía la máxima aprobación con aplausos. Por muchos siglos no se consideró a ningún hombre ingenioso, si no tenía la habilidad y el atrevimiento necesarios para cambiar la Palabra de Dios a una variedad de formas caprichosas. Esto era sin duda una estratagema de Satán para minar la autoridad de la Escritura, y quitarle a la lectura de ella su verdadera ventaja. Dios visitó esta profanación con un justo juicio, cuando toleró que el puro significado de la Escritura estuviera sepultado bajo las falsas interpretaciones. La Escritura, dicen ellos, es fértil, y así produce una variedad de significados. Reconozco que la Escritura es la más rica e inagotable fuente de toda sabiduría; pero niego que su fertilidad consista en los varios significados que cualquier hombre, a su placer, le pueda asignar. Sepamos entonces, que el verdadero significado de la Escritura es el significado más obvio y natural; abracemos y permanezcamos en esta resolución. No solamente rechacemos esos principios como dudosos, sino que valientemente hagámoslos a un lado como corrupciones mortales, como exposiciones fingidas, que nos alejan del significado natural del texto” (John Newport dissertation, N.D., 16-17).

 

 

III. La Escuela de Antioquía

 

Es obvio que la escuela de Alejandría estaba justificadamente dispuesta a aceptar la acusación de que su interpretación se basaba más en la astucia del intérprete  que en la intención original del autor inspirado. Uno podría, y puede, declarar cualquier interpretación y “comprobarlo” con la Biblia si uno usa este método. El método de interpretación de Antioquía se enfoca en el significado obvio y llano del texto de la Escritura.

 

Su enfoque básico es el entender el mensaje del autor original. Es por eso que se le llama método hermenéutico  histórico gramático. Antioquía insistía tanto en el contexto histórico como en el uso normal del lenguaje humano. No eliminaba figuras del habla, profecía, o simbolismos, pero los forzaba a unirse al propósito, a la condición histórica, y al estilo del autor original, juntamente con la opción original del autor con relación al género literario.

 

“La escuela de Antioquia insistía en la realidad histórica de la revelación bíblica. Ellos no estaban dispuestos a perderse en un mundo de simbolismos y sombras; eran más Aristotélico que Platónico” (Grant y Tracy 1984, 66).

 

Algunos primeros líderes de esta escuela de interpretación fueron: Luciano, Diodoro de Tarso, Teodoro de Mopsuestia, y Juan Crisóstomo. Esta escuela se vio involucrada en un énfasis extremoso acerca de la humanidad del Mesías, denominada la herejía Nestoriana (la que decía que Yeshúa tenía 2 naturalezas, una divina y una humana)-lo cual era (y es) una herejía (ver 1 Juan 4:1-3). Por esta razón la escuela perdió su influencia y a muchos de sus seguidores. Su centro se cambió de Siria a Persia para poder estar fuera del alcance de la disciplina de la iglesia romana.   

 

 

IV. Método básico de la Escuela de Antioquía

 

Aunque los principios básicos de la escuela de Antioquia continuaron en lugares aislados, realmente volvieron a surgir con auge con Martin Lutero y Juan Calvino, así como habían retoñado anteriormente con Nicolás de Lira. Juntamente con el énfasis en la aplicación (el cual era el punto fuerte de Orígenes), el método de Antioquia claramente distinguía entre la exegesis y la aplicación (leer a Moisés Silva, Has the Church Misread the Bible? Pág. 101). Es éste enfoque histórico, basado en el texto de las Escrituras, el método básico de interpretación de estos comentarios bíblicos. Está dirigido a los creyentes que no tienen un entrenamiento teológico y la metodología se enfoca en el texto de la Escritura y su traducción, no tanto en los idiomas originales.

 

Las ayudas de estudios se presentan y son recomendadas, pero el significado obvio del autor original puede verse y en la gran mayoría de los casos, debe obtenerse sin mucha ayuda externa. El trabajo ya realizado de eruditos piadosos y diligentes ayudará en áreas como la información contextual, los pasajes difíciles, y para entender el cuadro general, mas primero debemos luchar por obtener por nosotros mismos el significado sencillo directamente de las Escrituras. Ese es nuestro privilegio, nuestra responsabilidad, y nuestra protección. ¡La Biblia, el Espíritu, y usted son la prioridad! Los dos pilares de este método de interpretación contextual-textual son: el entendimiento de cómo analizar el lenguaje humano a un nivel no técnico, y el poder del Espíritu Santo habitando en el creyente. El que usted tenga, por así decirlo, algo de libertad para interpretar la Biblia por usted mismo es la meta principal del Seminario de Interpretación Bíblico. James W. Sire en su libro Scripture Twisting hace dos puntos muy buenos: 

 

“La iluminación viene a las mentes del pueblo de Dios – y no solo a una élite espiritual. No existe una clase gurú en el cristianismo bíblico, ni hay iluminados, ni personas a través de las cuales exclusivamente provenga la correcta interpretación. Por eso, aunque el Espíritu Santo provee dones especiales de sabiduría, conocimiento, y discernimiento espiritual, no por eso asigna  a estos cristianos dotados a ser los únicos intérpretes autorizados de Su Palabra. Depende entonces de cada uno de los miembros del pueblo de Dios el aprender, juzgar y discernir, haciendo referencia a la Biblia, la cual permanece como la autoridad aun por encima de aquellos a quienes se les han dado estos dones especiales”.

 

“En resumen, lo que dejo por sentado a través de todo el libro es que la Biblia es la verdadera revelación de YHVH a toda la humanidad, que es nuestra máxima autoridad en todos los temas de los que habla, que no es un misterio total sino que puede ser adecuadamente entendida por personas ordinarias en cualquier cultura” (págs. 17-18).

 

Que nunca nos atrevamos a, de una manera inocente, confiar a nadie, sea persona o denominación, la interpretación de las Escrituras, lo que afecta no solo ésta vida, sino también la venidera. Por ello, la segunda meta del Seminario de Interpretación Bíblico es el lograr la habilidad de analizar las interpretaciones de los demás, proveyendo al creyente un método de estudio bíblico personal que le proteja en contra de las interpretaciones erróneas de otros. Las ayudas hechas por los eruditos serán recomendadas, pero no deben aceptarse sin antes hacer un análisis correcto acompañado de documentación bíblica.

 

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