En Israel, el casamiento o boda, se llama la "jatuná". Para el judío tradicional, El matrimonio es el estado común formal de nuestra sociedad hebrea.
En el Sefer de Bereshit/Gé 2:18, podemos encontrar el origen del porqué de la primera Boda humana, como está "... no es bueno que el hombre esté solo...". Por lo tanto, fue El Creador del
Universo, YHVH haElohím, el Ingeniero genético de la primera mujer clónica procedente de las células oseo-medulares humanas, quien solemnizó la primera boda humana de la historia (Génesis
2:22-24).
En las Escrituras hebreas no hay ninguna palabra para soltero. Siendo que el propósito básico del matrimonio, era tener hijos para la continuación de la raza humana y la consecución del propósito
del Elohím de traer al planeta Tierra mediante la simiente genética prometida, o Mesías, dentro del linaje semítico (Bereshit/Génesis 3:15).
Ahora comprendemos bien la declaración de la familia de Rebeca cuando la bendijeron: «Hermana nuestra, sé madre de millares de millares, y conquisten tus descendientes la puerta de sus
enemigos».(Bereshit/Génesis 24:60).
También el ruego de Rivka a Yaaqov diciendo: "Dame hijos, o si no, me muero." (Gé 30:1.)
Era un privilegio inconmensurable para las mujeres hebreas ser fecundadas y ser portadoras del linaje mesiánico en Israel.
Actualmente en la boda judía se acostumbra que el novio rompa una copa de vino o vaso para concluir la ceremonia. Dicha costumbre tiene su origen en el Talmud y no en la Biblia, y se hizo más difundida hace aproximadamente 800 años. El sentido es (1)recordar la destrucción de Jerusalén y del Templo, y que aún existe mucha tristeza en este mundo. Por otra parte, (2) en el gran casamiento de YHVH haElohím e Israel (Pacto antiguo) donde se rompieron las primeras tablas de la Ley. La ruptura de la copa conmemora esta primera tragedia. (3) La gente se casa y se reproduce porque el hombre es mortal. y a de perpetuar la especie humana. Nuestra mortalidad es la razón primera del casamiento, la recordamos al final de la ceremonia, con la ruptura de la copa que simboliza dicha mortandad. El Midrash enseña que (4) el hombre es como el vidrio: si el vidrio se rompe, se lo puede volver a fundir y a soplar. Incluso cuando un hombre muere, su vida futura puede volver a restaurarse como se indica en el libro bíblico de Job XIV, 13 (Anástasis o Resurrección).
Según el tratado de principios -Avot- un hombre está en condiciones de casarse a partir de los 18 años y una mujer aún antes. Había familias donde primero los futuros contrayentes se
comprometían. El compromiso o "tnaim" era un precontrato matrimonial, en el que las familias de los futuros contrayentes daban un rango oficial al noviazgo. Existía también la conocida figura del
casamentero o "shajdan", que armaba las parejas y las presentaba a los padres de los candidatos. No normal era que se guiasen por el conocimiento del linaje de las familias. Los casamientos eran
decididos por los padres, según recomendaba el shajdan o la casamentera "shajdente". Los novios eran consultados y se requería su consentimiento y su aprobación. En muchos círculos
ultra-ortodoxos (jaredim) se sigue con esta modalidad aún hoy.
En los amplios círculos de la vida judía actual los jóvenes deciden y eligen su pareja para contraer matrimonio de por sí, sin intermediarios. Sin embargo la sombra del shajdan parece que está
resuelta a no desaparecer y hoy la vemos vigente en formas más modernas y sofisticadas, podemos encontrarla en forma de propuestas matrimoniales de los diarios israelíes e incluso los que
aparecen vía Internet.
En tiempos bíblicos también existía la figura del "Shajdan" aunque con otras connotaciones que es preciso puntualizar. Dado que el matrimonio no solo afectaba a la familia, sino también a toda la
tribu o comunidad patriarcal, pues podía incidir en la fuerza de la tribu, así como en su economía; la selección de una esposa y todos los acuerdos, lo que abarcaba los económicos, los fijaban
los los padres o tutores implicados (Shajdan), aunque a veces se buscaba el consentimiento de los contrayentes (Bereshit/Gé 24:8) y no se solían pasar por alto los sentimientos románticos de
ambos. (Bereshit/Génesis 29:20; Samuel Alef 18:20, 27, 28.) Por lo general, los padres del joven llevaban a cabo los primeros pasos o proposiciones, pero a veces eran los padres de la joven
virginal, en especial si había diferencia de rango. (Yoshúa 15:16, 17; Samuel Alef 18:20-27.)
Parece que la costumbre general consistía en que un hombre buscase una esposa entre sus propios parientes o dentro de su tribu, como se deduce de lo que Labán le dijo a Yaaqov referente a su
hija: "Mejor me es darla a ti que a otro hombre". (Gé 29:19.) Por eso ahora comprendemos mejor los vocablos hebreos jatan ("novio") y kalá ("novia"), ya que en un principio significaban solamente
"yerno" y "nuera" - vale decir, el chico o chica que se casan, en relación con los padres de su pareja - es el verbo lehitjatén (hoy: "casarse") denotaba en el lenguaje hebreo: "unirse dos
familias mediante el casamiento de sus miembros"
Los adoradores de YEHOVAH seguían esta ancestral costumbre, como Avrahám, quien envió a buscar de entre sus parientes en su propio país una esposa para su hijo Yitsjaq, más bien que tomar
hijas de los cananeos, que habitaban el país. (Gé 24:3, 4.) Se desaprobaban y se desanimaban con firmeza los matrimonios con los que eran adoradores de ídolos. Era una forma de deslealtad. (Gé
26:34, 35.) Bajo la Toráh, están prohibidas las alianzas matrimoniales con personas de las siete naciones cananeas. (Dt 7:1-4.) Sin embargo, un soldado podía casarse con una virgen tomada de otra
nación extranjera conquistada después de un período de purificación, durante el cual ella estaba de duelo por sus padres muertos y se deshacía de todas sus conexiones religiosas del pasado y de
sus ídolos familiares. (Dt 21:10-14.)
Antes de casarse el joven, o su padre, tenía que pagar al padre de la doncella la dote o precio de la novia. (Bereshit/Gé 34:11, 12; Éx 22:16; 1Sa 18:23, 25.) Este hecho se consideraba una
compensación por la pérdida de los servicios de la hija y por los problemas y gastos que los padres habían tenido al cuidarla y educarla. A veces se pagaba la dote con ciertos servicios a favor
del padre. (Bereshit/Gé 29:18, 20, 27; 31:15.) En la Toráh existe un precio de compra determinado para una joven virgen que no estaba comprometida y a la que seducía un hombre. (Shemót/Éx
22:16.)
Según el Comentario de la Torah en español; Sidur Matzliah (rito sefaradí) por Meir Matzliah Melamed , dice que "antiguamente se podía concertar un casamiento entre el padre de la muchacha y el
futuro yerno, firmando entre ambos la dote de honor que éste debía pagar. Laván recibió de Jacob como precio de sus hijas Leá y Raquel, 14 años de trabajo. Caleb prometió su hija Ajsá a quien
tomara la ciudad de Kiryat-Séfer (Josué 25:, 16). El rey Saúl, por su hija Mikhal, exige de David cien prepucios sacados de los penes de los filisteos (Sam. Alef/1Samuel 18: 25). Este
procedimiento de los padres daba lugar a la protesta de las hijas. De ahí la queja de Rajel y Leá, que se consideraban vendidas como extranjeras como indica Bereshit/Génesis 31:15 "Ciertamente
extrañas fuimos consideradas por él, porque nos vendió (3) y se ha comido por completo nuestra plata. ". Pero la conciencia humana se esmeró poco a poco, hasta que la legislación judaica
transformó el móhar precio que el esposo pagaba al padre de su futura esposa (ver cáp.3:, 12) en dote, con acta escrita llamada ketubá, con la cual el marido se compromete a pagar, en caso de
muerte o divorcio de su esposa, 200 zuzim (equivalentes a 50 siclos de plata) si era virgen; y 100 zuzim en caso contrario; además debe pagar en caso de divorcio, el ajuar que la novia trajo
consigo, y los bienes dotales llamados en el lenguaje talmúdico nijsé tzon barzel (pecus ferreum), inmuebles, etc."
El rasgo central y característico de la boda propiamente dicha era la manera solemne de llevar a la novia de la casa de su padre a la casa de su esposo en la fecha acordada; con este acto se
manifestaba el significado del matrimonio, representado por la admisión de la novia en la familia del esposo. (Mattityahu/Mateo 1:24.) Antes de la Torah, en época patriarcal, la boda consistía
simplemente en lo antedicho. Era un acontecimiento totalmente civil. No había ninguna ceremonia o rito religioso, y ningún sacerdote oficiaba o daba validez al matrimonio. El novio llevaba a la
novia a su casa, o a la tienda o casa de sus padres. Se daba a conocer públicamente, se reconocía y se registraba, y el matrimonio ya era válido. (Bereshit/Génesis 24:67.)
Sin embargo, tan pronto como se concertaba el casamiento y los contrayentes estaban comprometidos, se les consideraba como si estuvieran unidos en matrimonio. Por ejemplo: las hijas de Lot
todavía estaban en su casa, bajo la jurisdicción de su padre, pero a los hombres que estaban comprometidos con ellas se les llamó "sus yernos [de Lot]... que habían de tomar sus hijas". (Gé
19:14.) Aunque Sansón nunca se casó con cierta mujer filistea, sino que solo estuvo comprometido con ella, se la llama su esposa. (Jueces 14:10, 17, 20.) La Torah decreta que si una doncella
virginal comprometida cometía copulación antes del matrimonio, había que darle muerte a ella y al hombre culpable. Si había sido violada, se tenía que dar muerte al hombre. Sin embargo, cualquier
caso que tuviera que ver con una doncella virgen que no estuviese comprometida se trataba de manera diferente. (Dt 22:22-27.)
Los matrimonios se registraban. Bajo la Toráh, tanto los matrimonios como los nacimientos que resultaban de la unión se inscribían en registros oficiales de la comunidad. Por esta razón tenemos
una genealogía exacta del Mesías Yehoshúa. (Mtt 1:1-16; Lucas 3:23-38; compárese con Lucas 2:1-5.)
Aunque en el antigüo Eretz Israel nuestras bodas no iban acompañadas de ninguna ceremonia, se celebraban con regocijo. El día de la boda, la novia se arreglaba con esmero en su propia casa.
Primero se bañaba y se untaba con aceite perfumado. (Compárese con Rut 3:3 y con Yejezkel/Eze 23:40.) A veces, ayudada por sirvientas, se ponía de gala con "fajas para los pechos" y un vestido
blanco espléndidamente bordado, dependiendo de su condición social. (Yirmehiah/Jer 2:32; Rev/Apocalipsis 19:7, 8; Tehilim/Salmos 45:13, 14.) Si podía, se engalanaba con adornos y joyas (Isa
49:18; 61:10; Rev/Apoc 21:2), y después se cubría con una prenda fina, una especie de velo, que se extendía de la cabeza a los pies. (Isa 3:19, 23.) Esto explica por qué Labán pudo engañar
fácilmente a Jacob, de manera que este no se dio cuenta de que se le daba a Lea en lugar de a Raquel. (Gé 29:23, 25.) Rebeca se puso una mantilla cuando se dirigía al encuentro de Isaac. (Gé
24:65.) Este acto simbolizaba la sumisión de la novia a la autoridad del novio. (Corintios Alef 11:5, 10.)
El novio se vestía también con su mejor atavío y frecuentemente con una prenda hermosa para la cabeza y una guirnalda encima. (Shir Hashirim/Cantar de los Cantares 3:11; Isa 61:10.) Partía de su
casa al anochecer y se dirigía a la casa de los padres de la novia acompañado por sus amigos. (Mt 9:15.) Desde allí, la procesión, acompañada de músicos, cantores y, normalmente, de personas que
llevaban lámparas, se dirigía hacia la casa del novio o la casa de su padre.
Simulación de una Boda Judía en Ribadavia (Ourense-Galiza)
DIA 29 DE AGOSTO DE 1998, A LAS 13,00 horas SALIDA DE LA RUA DOS FORNOS (casa del novio).
Contrayentes bajo la Jupá en una representación de boda medieval judía en la fiesta de la historia de 1998, en el barrio judío de
Ribadavia, Ourense-España.
Aquellos que se encontraban a lo largo de la ruta tomaban gran interés en la procesión. Las voces de la novia y del novio se oían con alborozo. Algunos se unían a la procesión, en especial
doncellas que llevaban lámparas. (Jer 7:34; 16:9; Isa 62:5; Mtt 25:1.) Después que el novio y su séquito habían entrado en la casa y se cerraba la puerta, era demasiado tarde para que entraran
los invitados que se habían retrasado. (Mtt 25:1-12; 22:1-3; Bereshit/Gé 29:22.) Se consideraba un gran insulto rehusar la invitación a un banquete de bodas. (Mtt 22:8.) En algunas ocasiones, a
los invitados se les proporcionaban trajes (Mtt 22:11), y con frecuencia aquel que había extendido la invitación era quien designaba los lugares que se debían ocupar. (Lucas 14:8-10.)
El amigo del novio. "El amigo del novio" desempeñaba un papel muy importante en la celebración de la boda, y se le consideraba como aquel que unía a los novios. Se regocijaba cuando oía la voz del novio conversando con la novia, y se sentía contento de haber visto su labor bendecida con un final feliz. (Yohanan/Jn 3:29.)
Existe en el judaísmo un documento (pacto matrimonial) que se llama Ketubá , escrito en arameo (idioma que se hablaba entre los judíos en la antigüedad, parecido al hebreo). En dicho documento
están especificadas las obligaciones de los contrayentes, que son asumidas en el momento de casarse (el mohar o dote de la novia del que ya hablamos más arriba) y que rubrican con su firma los
novios.El casamiento en el judaísmo es un acto público. Se requiere minian (un mínimo de diez personas) y el acta matrimonial se firma ante dos testigos, quienes deben también firmar la Ketubá.
La ceremonia la realiza un rabino u oficiante y se realiza en todos los casos bajo una Jupá (palio nupcial de tela, satén u otro material sostenido por cuatro parientes que, simbolizando un
techo, significa la creación de un nuevo hogar judío). Los contrayentes se ubican debajo de la Jupá, lo que vale a la ceremonia de casamiento judío el nombre de "Jupá vekidushim" .
En este acto, en el que como dijéramos antes se entra en los sagrados lazos del matrimonio (kidushim), se lee la "Ketubá" , que destaca especialmente las obligaciones que contraen los novios.
Especialmente, quedan fijadas la obligación del hombre de mantener el hogar económicamente, la de convivir bajo un mismo techo y la de ser fieles al vínculo sagrado, como también el respeto mutuo
que debe existir entre los contrayentes y la asistencia y ayuda que uno debe dar al otro en todo momento pero muy especialmente en los momentos de crisis . Se recitan las siete bendiciones y el
oficiante consulta y solicita el consentimiento de cada uno de los novios.
En el momento central de la ceremonia del casamiento judío, el novio coloca un anillo de valor en el dedo de la novia y recita la bendición "...por este anillo me eres consagrada como esposa
según la ley de Moisés y la tradición de Israel..." . Según testimonios históricos, esta costumbre data del siglo VII. En la misma ceremonia se consagra el compromiso ("tnaim") si no se lo
hubiera realizado antes y después se realiza la "jatuna" o casamiento propiamente dicho. En la ceremonia de kidushim se recitan las siete bendiciones especiales para este acto. Al final de la
ceremonia se rompe una copa de vidrio para cumplir con el juramento de generaciones, según Tehilim/salmos 137 , donde se promete "...elevaré a Jerusalén a la cabeza de mi alegría...". O sea que
en un momento tan sagrado y significativo de la vida de cada judío se recuerda a Jerusalén, que resume en sí toda la añoranza por Sión. Cumplido este rito se exclama el "Mazal Tov"
("Buena Suerte") -tema principal del sello israelí que introduce este artículo web- y se saluda a los novios y a los familiares.
Cuando los profetas de Israel querían dar consuelo y esperanza a su pueblo, recurrían a la hermosa metáfora de las bodas judías, diciendo: "en las calles de Jerusalén volverían a verse novios y
novias salir de sus jupot, cantando y regocijándose" .
En el judaísmo existe el divorcio. El vínculo del casamiento puede ser roto. Las causantes son muchas desavenencias en el matrimonio o que no haya descendencia (hijos) después de diez años. En
esos casos el esposo puede, si así lo desea, darle el divorcio a su mujer. El "Sefer Kritut" , libro o documento de divorcio, es entregado a la esposa en una ceremonia presenciada por diez
testigos. Esta acta es rubricada por el oficiante y por dos testigos. En este documento (el guet) se establece la rotura del vínculo matrimonial que habían asumido los contrayentes al casarse a
través de la Ketubá.
En tiempos bíblicos, bajo la Toráh, el esposo podía divorciarse de su mujer si hallaba algo "indecente" en ella. Esto no incluía el adulterio, pues este se castigaba con la muerte. Podía ser una
grave falta de respeto al esposo o a la casa de su padre, o algo que acarreara vergüenza familiar. El esposo tenía que darle un certificado (guet), lo que implica que a la vista de la comunidad
israelí el divorcio tenía que estar justificado. La mujer podía volver a casarse y el certificado la protegía de ser acusada por ello de adulterio. No se permitía el divorcio al hombre que
seducía a una muchacha antes de casarse o que acusaba falsamente a su mujer de no ser virgen cuando se había dado en matrimonio. (Dt 22:13-19, 28, 29.)
Si después del divorcio una mujer se casaba con otro hombre y este más tarde se divorciaba de ella o moría, el esposo original no podía casarse con ella de nuevo. Esta ley impedía que se
provocara el divorcio o quizás incluso hasta que se tramara asesinato del esposo actual para que la pareja original pudiera volver a casarse. (Dt 24:1-4.)
El documento de "Guitim" está escrito en arameo, idioma similar al hebreo que fue hablado durante siglos en Israel, especialmente después del exilio de Babilonia.
Para el tiempo del Mashiaj Yahwshúa ben Yosef había israelitas que se amparaban en muy diversas razones para divorciarse, como se ve por la pregunta que los fariseos le hicieron al Mesías: "¿Está
permitido al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?". (Mattityahu 19:3.) La nota de Logos Library System sobre este versículo de Mateo dice: "La pregunta gira en torno a la división que
había entre los rabinos judíos respecto a la interpretación de la Ley de Dt 24.1: los seguidores del rabino Shammai eran muy estrictos y permitían el divorcio únicamente en caso de adulterio; los
seguidores de Hillel lo permitían por varios motivos, incluso por algunos bastante leves." Nota de Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas)
1998.
En Deuteronomio 24:1-4, se menciona que el marido podía divorciarse de la esposa, pero no que ésta pudiera divorciarse de él; por ser considerada propiedad del esposo por la ley de Dote de la
Ketubá. La primera mención extrabíblica de una israelita que intentó divorciarse de su esposo fue la de Salomé, la hermana del rey Herodes, quien envió a su esposo, el gobernador de Idumea, un
certificado de divorcio disolviendo su matrimonio. (Antigüedades Judías, libro XV, cap. VII, sec. 10.) Las palabras del Señor Yehoshúa: "Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra,
comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.", parecen indicar que, o bien el divorcio por iniciativa de la mujer ya había empezado a
surgir en su día (en la ley romana estaba permitido), o que Yehoshúa preveía que esa situación se produciría. (Marcos 10:11,12.)
El esposo tenía que redactar un documento -"le escribirá carta de divorcio, se la entregará en la mano y la despedirá de su casa.". (Dt 24:1.) El tiempo que tomaba la preparación del certificado
y la tramitación legal del divorcio daba lugar a que el esposo reconsiderara su decisión. Como el divorcio tenía que estar bien justificado, la observancia rigurosa de la Torah evitaba que se
hiciera precipitadamente. Además, así también se protegían los derechos e intereses de la esposa. Las Escrituras no dicen nada respecto al contenido del "certificado de Guitim".
El Rabí Yehoshúa ben Yosef de Netzaret puso de manifiesto la norma original de Elohím con respecto a la santidad del Matrimonio y condenó rotundamente el divorcio con la única excepción que se
registra en Mattityahu 19:8 "...Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer,
salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera."
La nota sobre la palabra fornicación según Logos Library System dice: "Probablemente esta palabra designa, tanto aquí como en Mt 19.9 y en Hch 15.20, 29; 21.25, el caso de los matrimonios
prohibidos por la Ley (cf. Lv 18.6–18; Nm 25.1).
Se trata de un don de Elohím (Gn 1.27; 2.18–25) que participa de la bondad y perfección de todo cuanto el Shadai creó originalmente (Gn 1.27 Gn 1.31).
El israelita aceptaba la naturalidad y la legitimidad de la sexualidad con tal franqueza que no tenía reparo en hablar de ella abiertamente, sin eufemismos y mencionando cada cosa por su nombre
(Gn 9.22s; Éx 20.26; 28.42; Lv 18.6; Dt 25.11; Is 3.17; Hab 2.15; para las partes genitales y Gn 18.11; 31.35; Lv 15.19–24; 18.19; 20.18, para la menstruación: «la costumbre de las
mujeres»).
La sexualidad se tenía en alta estima en Israel por dos razones:
La imagen de la Kahal o Congregación como «esposa» y de Machiaj como «esposo» en el Brit Hadashá (Ef 5.22–32; Ap 19.7; 21.2, 9; 22.17) sigue la línea del Tanak, confirmándola. Asimismo, el Brit
Hadaza reconoce la excelencia de la sexualidad (1 Co 7.3 y siguientes; 1 Ts 4.4 y 1 Ti 5.14), su naturaleza y los deberes que entraña.
La literatura sapiencial alaba el recto uso de la sexualidad en el matrimonio y exalta sus ventajas. El lenguaje inspirado suele ser claramente erótico en estos textos (Pr 5.18–20; Cnt 4.5, 12,
15; 6.4; 7). De igual sentir son los profetas (Ez 24.16, en donde la mujer del profeta constituía «el deleite de sus ojos»; Mal 2.15), que en esto siguen el ejemplo patriarcal (Gn 26.8). La
Biblia, pues, no condena lo erótico sino las perversiones a que puede ser arrastrada la sexualidad como consecuencia del pecado.
Elohím mismo se encarga de proteger la sexualidad al limitar el ámbito donde puede hallar su cauce legítimo: el matrimonio. Así La Torá condena severamente:
El Brit Hadashá interioriza este concepto y condena la Concupiscencia, el deseo desordenado o salido de cauce legítimo (Mt 5.28; Ro 1.24–32; 1 Co 6.13–20; Ga 5.19; 1 Jn 2.16–17).
En resumen, la Biblia alaba el recto uso de la sexualidad, pero condena la pretensión de relaciones sexuales en condiciones pecaminosas que rebajan, degradan y esclavizan (Pr 5.9; 6.26;
23.27s; 29.3) al consumir energías tanto psíquicas y espirituales como físicas queel Elohím ha confiado al hombre para alcanzar su plenitud humana.
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Nota: Todas las citas bíblicas empleadas en las páginas, a menos que se diga otra fuente, están extraídas de: Reina Valera Revisada (1995) Bible Text [computer file] / Sociedades Bíblicas Unidas.
—electronic ed.—Miami : Sociedades Bíblicas Unidas, 1998. (Logos Library System)
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