Todos necesitamos amar y ser amados
Desde que nacemos tenemos esa necesidad de sentirnos amados, valiosos, importantes para otras personas. El amor es un sentimiento incondicional, puro, que no busca hacer daño, al contrario el amor busca el bienestar de la otra persona. Cuando experimentamos el amor automáticamente deseamos amar de la misma forma que nos aman, el amor es un sentimiento fuerte que traspasa cualquier situación y es capaz de alcanzar cualquier cosa, el amor nos hace cambiar, nos hace aguantar, nos hace ser mejores cada día, el amor trae consigo respeto, aceptación, paciencia.
Al expresar cualquier valor siempre estará presente el amor, ya que es el sentimiento más grande que trae consigo a los demás para que se cumpla su verdadera esencia. El amor entre pareja es correspondido mutuamente, significa que aquello que sentimos por una persona también lo siente ella por nosotros. Este tipo de amor es la que da inicio a una relación sana y constructiva.
En la Biblia encontramos unos de los versículos que describe como debe ser el amor.
1 Corintios 13:4-5 "El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad"
El amor "comparte", un abrazo intenso, el beso santo, la unión entre la pareja orando juntos por el fuego del Espiritu Santo solicitando la fecundación es un verdadero acto de AMOR PURO. Y cuando oramos fervorosamente en la iglesia-hogar por la bendición divina de nuestras parejas es un ACTO DE AMOR SUPREMO.
Nos dice Romanos 13:8-10:
No le debas nada a nadie, excepto el amarse el uno al otro, porque cualquiera que ame a su prójimo ser humano, ha cumplido con la Toráh.[94]
Después de todo, nada es comparable a uno de los más explosivos avivamientos espirituales en la historia, que tuvo lugar en la ciudad griega de Tesalónica. Era la sede del paganismo antiguo (y estaba a solo 3 horas del Monte Olimpo, hogar de las deidades griegas), sin embargo, cuando el evangelio fue predicado allí, se produjo una reacción en cadena de milagros y conversiones en masa.
Pablo dijo de la explosión espiritual en Tesalónica: “pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre.” (1 Tesalonicenses 1:5a). Estalló una revuelta, Pablo fue expulsado de la ciudad, y los nuevos creyentes fueron perseguidos. Sin embargo, los ataques no pudieron detenerlos: El impacto de este mover de Dios fue tan contundente que, en poco tiempo, los nuevos convertidos tesalonicenses extendieron su fe a través de la mayor parte de Grecia (lee v. 8).
Así que podemos decir que los avivamientos bíblicos siempre incluyen: (1) la predicación poderosa que trae la profunda convicción de pecado; (2) milagros sobrenaturales que muestran el poder Divino y confirman el mensaje; (3) número notable de convertidos quienes comparten su fe agresivamente; y (4) persecución desde aquellos que resisten al evangelio. Pero después de leer 1 Tesalonicenses algunas veces más, notamos una característica adicional del genuino avivamiento, que a menudo ignoramos: (5) el importante y SINCERO AMOR que nutre el crecimiento de la iglesia nazarena mesiánica.
Todos queremos milagros. Anhelamos ver conversiones en masa. Pero olvidamos que el avivamiento del Nuevo Pacto no ocurre sin el AMOR. Vemos este amor manifestado en algunos aspectos específicos:
1. Guía Con Corazón De Servicio. El apóstol Pablo y los guías de su equipo, no pensaban en sí mismos. No eran estrellas de púlpito. No manejaban limusinas o exigían habitaciones de hotel de 5 estrellas. Pablo estaba incluso dispuesto a trabajar para no ser una carga a los tesalonicenses. Les dijo:
“Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que nos parecía bien entregarles no sólo el Evangelio del Elohím sino también nuestras propias vidas, porque ustedes han llegado a sernos muy amados.”
(1 Tesalonicenses 2:8)
En las iglesias de hoy “Llenas del Espíritu,” algunos pastores se han transformado en los Directores Ejecutivos que aparecen solo en el púlpito y en la pantalla de vídeo. Pueden llevar un mensaje poderoso, pero la idea de una participación personal se ha convertido en una reliquia de épocas pasadas. En la era de la iglesia moderna, no podemos realmente llegar al nivel de la gente. Eso está muy mal, pues los sermones solamente, no hacen discípulos. La gente necesita un toque personal de los guías que siente profundo afecto por aquellos que están discipulando.
2. Inversión Desinteresada. Cuando Pablo estaba en prisión, no se auto compadecía o se sentía mal por sí mismo. Él estaba pensando en la gente que llevó a Mesías en Tesalónica, las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Quería verlos ansiosamente una vez más. Estaban en su corazón. Oraba por ellos con persistencia, “Orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a vuestra fe” (3:10). Esa clase de amor desinteresado, demostrado por líderes humildes, establece la vara de medir para toda la iglesia-hogar.
3. Afecto Entrañable. La palabra “hermanos” aparece en 1 Tesalonicenses, 17 veces. Pablo entendía que cuando nos unimos en la comunidad de los redimidos de YHVH, estamos ligados por el Espíritu Santo que vive en todos nosotros. Esa preciosa unión espiritual debería ser atesorada. Es por eso que Pablo escribió:
“ Pero que YHVH os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros.”
(1 Tesalonicenses 3.12 TIRY).
Él sabía que la verdadera medida de la madurez del creyente, es el FERVIENTE AMOR.
Pablo también dijo a los tesalonicenses:
“Saludad a todos los hermanos con ósculo santo” (5:26).
Hoy se observa que la educada distancia, y su falta de afecto es un indicador de la congelada condición espiritual de la Iglesia-hogar. Hemos aprendido que cuando los creyentes nos abrazamos y nos besamos, somos más propensos a ser seguidores apasionados de Yeshúa nuestro Señor y Mesías.
Pablo se preocupaba profundamente por sus seguidores y les dijo:
“Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos” (2:7).
Nos damos cuenta de que el amor no es una simple emoción, más allá del misticismo y de la religiosidad, es una decisión, pero una decisión práctica. Jacobo 2: 14-17 dice:
¿De qué sirve, mis hermanos, si alguno asegura que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Podrá esta "tal fe" salvarle? Supongan que un hermano o hermana está sin ropa y sin comida para el diario, y alguno le dice: "¡Shalom! ¡Mantente abrigado y come hasta saciarte!," sin darle lo que necesita. ¿De qué le sirve? Así que, la fe sola, si no está acompañada con obras, está muerta.
¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.
El que halla esposa halla el bien, Y alcanza la benevolencia de Jehová.
He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; He aquí eres bella; tus ojos son como palomas.
Atráeme; en pos de ti correremos. El rey me ha metido en sus cámaras; Nos gozaremos y alegraremos en ti; Nos acordaremos de tus amores más que del vino; Con razón te aman.
El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte el amor; Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían.
¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! ¡Cuánto mejores que el vino tus amores, Y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas!
Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; Has apresado mi corazón con uno de tus ojos, Con una gargantilla de tu cuello.
Toda tú eres hermosa, amiga mía, Y en ti no hay mancha.
He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce; Nuestro lecho es de flores.
Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.
Mi amado es mío, y yo suya; Él apacienta entre lirios.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte el amor; Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.
En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas; Porque estoy enferma de amor.
Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; Él apacienta entre los lirios.
Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros,
Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal Todos los días de su vida.
El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltas.
Como el lirio entre los espinos, Así es mi amiga entre las doncellas.
En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.
Como el manzano entre los árboles silvestres, Así es mi amado entre los jóvenes; Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar.
Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.
Así sirvió Jacob por Raquel siete años; y le parecieron como pocos días, porque la amaba.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud,
Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.
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1 Juan 4.21: Y este mandamiento tenemos de Él: que el que ama a Dios, ame también a su hermano. Quien ha conocido a Dios practica el amor, y es que tal sentimiento es una esencia de Él, decir que amas al Elohím y no amas a tu semejante es mentirte a ti mismo.
Todos los días debes manifestar a Yeshúa, y una de las maneras de hacerlo es teniendo un corazón lleno de dar, no basándote en lo que los demás puedan hacer por ti, sino en lo mucho que tú hagas por ellos, ya que Jesús nos mostró su amor, dando su vida en una cruz a causa de nuestros pecados.
Por lo tanto, no te rehúses a abrazar y besar a tus hermanos y hacerles el bien, aprende a perdonarlos, mira su cuerpo con amor y no tengas aversión a su color de piel, soporta sus fallas y errores, aprende a ser una columna donde puedan descansar y esa mano que nunca los va a señalar.
Donde el amor de muchos se ha enfriado, es importante que tú ames y causes huellas imborrables en el alma que generen hermosos recuerdos y momentos, no olvides también ser un soporte espiritual, sé esa persona que los insta a orar, has estudios de la palabra y no dejes de hablarle de Elohím a aquellos que aún no le han aceptado en sus corazones, te aseguro que en cualquier momento esa palabra dará fruto y te regocijaras en gran manera por todo lo que Elohím hará.
servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.
No te niegues a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para hacerlo.
soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.
Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, Y si tuviere sed, dale de beber agua;
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.
Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.
La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.
Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros,
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos.
El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.
Y besó a todos sus hermanos, y lloró sobre ellos; y después sus hermanos hablaron con él.
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Todas vuestras cosas sean hechas con amor.
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.
Fieles son las heridas del que ama; Pero importunos los besos del que aborrece.
Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.
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